Encuentran el fósil de una supuesta especie invasora en un museo y resulta ser una criatura prehistórica: “Durante años me pregunté qué era”
Gracias a la Inteligencia Artificial, los científicos han descubierto que una especie de un lagarto invasor que también vivió hace 16 millones de años.

Durante décadas, una vértebra fósil ha permanecido olvidada en una caja de almacenamiento del Museo de Historia Natural de Florida. Polvorienta, sin clasificar y enigmática. Hasta que un vistazo fugaz y la ayuda de la inteligencia artificial revelaron una historia que cambiaría lo que se creía sobre uno de los reptiles más controversiales del sur estadounidense: el tegu.
Considerada una especie invasora en Florida —traídos a través del comercio de mascotas exóticas desde Sudamérica en los años 90—, los tegus tienen fama de colonizadores. De aspecto imponente, alcanzan 1,5 metros de largo y pesan más de 4 kilos. Muchos terminan liberados o escapados, convirtiéndose en una amenaza para la fauna nativa. Pero ahora, la ciencia ha demostrado que su linaje tiene raíces mucho más profundas en esta tierra.
La clave del hallazgo fue una sola vértebra, descubierta hace más de dos décadas en una mina de arcilla al norte de la frontera con Florida. El fósil, recuperado apresuradamente antes del cierre del yacimiento, permaneció sin identificar hasta que Jason Bourque, preparador de fósiles del museo, lo redescubrió. “Durante años me pregunté qué era: ¿un lagarto? ¿una serpiente? Siempre volvía a él, pero no encontraba la respuesta”, recordó en un comunicado, publicado en la revista Discover.
Un serendipia que abrió el camino
La respuesta a esas preguntas no solo llegó por casualidad. Gracias a una imagen digital de una vértebra de tegu moderno perteneciente a otra investigación que Bourque realizaba, el paleontólogo empezó a atar cabos. Vio ciertas similitudes, pero aun así, faltaban pruebas contundentes: hasta ese momento, no existía ningún registro fósil de este lagarto, original de Sudamérica, en América del Norte.
Fue entonces cuando el equipo recurrió al aprendizaje automático. Mediante tomografías computarizadas y herramientas de inteligencia artificial, los científicos compararon el fósil con más de 100 vértebras modernas almacenadas en la base de datos del museo. El resultado fue sorprendente: coincidía lo suficiente para confirmar su parentesco con los tegus actuales, pero con diferencias lo bastante marcadas como para identificar una nueva especie extinta.
Y así, tal y como apunta el estudio publicado en la Revista de Paleontología de Cambridge, esta especie habría vivido durante el Óptimo Climático del Mioceno Medio, un periodo de temperaturas globales elevadas y niveles del mar altos. Florida, entonces, era una región costera en gran parte sumergida, pero los tegus —expertos nadadores además de buenos caminantes— pudieron haber llegado desde Sudamérica, impulsados por las condiciones tropicales.
Su paso por el norte de América, sin embargo, fue efímero. El enfriamiento posterior habría imposibilitado la reproducción de estos reptiles, obligándolos a desaparecer del registro fósil... hasta ahora.
La IA también sirve para la paleontología
Y es que este hallazgo también pone de manifiesto el verdadero potencial de de la inteligencia artificial en la paleontología. “Tenemos literalmente cajas llenas de fósiles sin clasificar”, ha explicado Edward Stanley, director del laboratorio de imágenes digitales del museo, para Discover. “La IA nos permite acelerar la identificación y, con el tiempo, podríamos construir una base de datos global que transforme por completo esta ciencia”.
El equipo ahora busca más restos fósiles de tegus para reconstruir mejor su fugaz capítulo en la prehistoria de Norteamérica. Pero mientras tanto, una cosa queda clara: no todos los que llegan de lejos son invasores. Algunos, simplemente, están volviendo a casa.
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