Ciencia

Un profesor de Oxford hace una recreación de cómo sería el Partenón de Grecia en su apogeo

El experto muestra, a través de un vídeo, cómo era el interior del templo griego. Los materiales empleados en su construcción fuero elegidos de forma minuciosa.

Parthenon at night on Acropolis at Athens Greece
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Raúl Izquierdo
Nació en Villanueva de Alcardete en 1990. De La Mancha al Diario AS. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, siempre tuvo claro que lo suyo eran las letras. Antes de formar parte de AS pasó por Marca Plus, Grupo V y Marca. En 2019 llega a AS y, tras pasar por la web, la pandemia le coloca en Actualidad. La fotografía, su otra afición.
Actualizado a

El Partenón de Atenas es una de las grandes construcciones de la Antigua Grecia que ha llegado hasta nuestros días. Un templo, dedicado a la diosa Atenea, que a lo largo de la historia ha sufrido daños por guerras y saqueos. Pese a ello, cada año miles de visitantes se acercan a la Acrópolis de Atenas para contemplar la grandeza del templo griego más famoso.

Pero, desde su construcción (entre 447 a. C. y 438 a. C.) hasta nuestros días, una incógnita se ha mantenido sin respuesta: su sistema de iluminación. Ahora, esta duda parece resuelta gracias al trabajo de Juan de Lara, profesor de la Universidad de Oxford. Combinando el uso de fuentes primarias, datos astronómicos y tecnologías avanzadas de imágenes por ordenador, ha conseguido recrear cómo sería el interior en su apogeo, allá por el año 432 a. C.

Para ello ha empleado el motor digital Unreal Engine II, conocido entre los aficionados a los videojuegos. En el interior del templo había una gran estatua (de 12 metros) de Atenea Partenos (Atenea la Virgen, en griego) construida en marfil y oro, creada por el escultor Fidias en el momento de la construcción del templo.

La investigación, publicada en la revista The Annual of the British School at Athens, muestra cómo los arquitectos del templo y de la escultura emplearon diversos elementos elegidos de forma estratégica para ‘manipular’ la luz natural y artificial que entraba en el mismo.

Elementos como aberturas en el tejado, estanques interiores o ventanas colocadas en lugares estratégicos hacían que los rayos del sol incidieran de una forma especial en los materiales (mármol blanco en el caso del templo, marfil y oro la estatua). Al pulirse correctamente, todos estos elementos pueden reflejar y refractar la luz.

Un juego de luces único

Para llevar a cabo este trabajo, el profesor de Oxford recreó en primer lugar la estructura de Partenón, junto con la estatua de Atenea, con un margen de error de apenas dos centímetros. Tras ello, se calculó la posición del sol en diferentes momentos del año y del día.

De este modo, concluyó que durante la mayor parte del año el Partenón estaba iluminado de forma tenue, con una luz que apenas sobrepasaba la cintura de la diosa. Pero en fechas cercanas a las Panateneas (fiestas de Atenas en honor a Atenea) el sol se alineaba de forma perfecta con la entrada al templo. La luz, entonces, entraría por la gran puerta que da al templo, reflejándose en la estatua y creando un efecto visual de luz natural, dando lugar a una escena única.

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“Imagina entrar al Partenón: tus ojos, aún cansados ​​por el brillante sol exterior, se adaptan lentamente a la gradual oscuridad del interior. Al filtrarse la luz del sol por la puerta del templo, incide en el oro de las vestiduras de las diosas con un haz luminoso vertical. Este era el efecto que los arquitectos y Fidias pretendían crear”, explica De Lara.

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