¿Por qué no puede ser una mujer elegida Papa de Roma? Así es el estricto protocolo del Vaticano para el Cónclave papal
En la elección del nuevo pontífice solo pueden votar cardenales menores de 80 años, hombres y católicos.


Tras la muerte del papa Francisco que tuvo lugar el pasado 21 de abril, se inició la Sede Vacante, un período especial en la Iglesia Católica que en el cual se activan una serie de protocolos para garantizar una transición ordenada y que finaliza con la elección de un nuevo Papa en el Cónclave, que comenzará el próximo 7 de mayo.
Todo lo que rodea el Cónclave está repleto de secretismo, peculiaridades y normas que responden a cientos de años de tradición prácticamente imposible de romper. Un buen ejemplo es la imposibilidad de que una mujer sea elegida Papa de Roma.
¿Por qué no puede ser Papa una mujer?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el procedimiento que sigue la Iglesia católica para elegir a su nuevo representante es prácticamente igual desde hace ocho siglos. En el cónclave papal se mantienen normas como que solo pueden votar cardenales menores de 80 años y que todos ellos deben ser hombres y católicos.
Es decir, la elección del nuevo obispo de Roma es un proceso tremendamente tradicional cuyas normas se especifican en el Código de Derecho Canónico, que viene a ser el conjunto de leyes que regulan la Iglesia Católica. Este Código especifica que uno de los requisitos para ser Papa es ser varón.
Además, para ser sumo pontífice se necesita ser sacerdote, un título al que las mujeres no pueden acceder, para posteriormente subir de rango como cardenal y obispo. En las últimas décadas, la Iglesia Católica ha reiterado que no se puede otorgar la ordenación sacerdotal a las mujeres.
La leyenda de la papisa Juana
Aunque no hay registros de que ninguna mujer haya ejercido como sumo pontífice, existe una leyenda según la cual una mujer llamada Juana ocultó su verdadero sexo y fue Papa de Roma. Su historia se suele situar entre los años 855 y 857, y hay varias versiones.
Todas ellas coinciden en que Juana nació en Alemania y que vivió buena parte de su vida en Roma ejerciendo como profesora y vistiéndose como un hombre. Según la leyenda, era una mujer tan culta que fue escalando puestos en la Iglesia Católica hasta ser elegida Papa como sucesora de León IV.
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