Quién es el cardenal Pizzaballa, uno de los favoritos a Papa que se ofreció como rehén de Hamás
Patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa lleva toda su vida bregando por el entendimiento interreligioso en Oriente Medio y es uno de los nombres propios del cónclave.
La carrera eclesiástica es una de las polifacéticas del mundo. Cada rincón del planeta tiene su promotor de la fe cristiana, hasta en aquellos lugares donde es non grata. Pierbattista Pizzaballa, original del diminuto pueblo de Castel Liteggio, Bérgamo, de 60 años, franciscano, cardenal, y patriarca latino de Jerusalén, lleva desde octubre de 2023 mediando en la convulsa diplomacia que rodea al mayor conflicto de Oriente Medio.
Entre las aguas turbulentas de la guerra entre Israel y Hamás, este polígota determinado y casado con la misericordia y la empatía, enfila la carrera, entre otros competidores, para suceder al papa Francisco. Y es que Pizzaballa es uno de los favoritos del cónclave por su estrecha relación con el difunto pontífice y por su labor “entregadora” en uno de los polvorines del mundo.
“Si no se trabaja por la paz, la reconciliación y el diálogo, es imposible ser plenamente religioso” auguró al mundo momentos antes de viajar a Roma para asistir al cónclave. A los seis años decidió ser franciscano, a los 19 se mudó a la Jerusalén y a los 39 se integró en la Custodia de Tierra Santa, que agrupa a de la Orden Franciscana de Israel, los Territorios Palestinos, Jordania, Siria, Líbano, Egipto, Chipre y la isla griega de Rodas. La historia de Pizzaballa es digna de contar.
Insistir en una causa perdida
Cuando Hamas realizó un ataque masivo a varios puntos de Israel, el conflicto árabe-israelí adoptó un nuevo y sangriento capítulo. En los días posteriores, Pizzaballa emitió un comunicado de la mano de otros líderes religiosos en el que instaba al país hebreo que no se ensañara con la “gente inocente” en su represalia. Netanyahu enfureció al no contener una condena expresa del atentado, y las relaciones con la Custodia se distanciaron.
El cardenal italiano reculó y citó de “inaceptable e incomprensible” la barbarie de Hamas, e incluso se ofreció como rehén para agilizar la liberación de niños israelíes retenidos en Gaza. “Cualquier cosa, si eso puede conducir a la libertad y a traer a esos niños a casa. No hay problema”, anunció el prelado en su día.
Ya en agosto de 2024, itió la poca relevancia de los cristianos en Oriente Medio. “Somos insignificantes, más o menos y políticamente, aquí”, afirmó Pizzaballa, con el conflicto avanzado y sin señales de concluir. Sin embargo, nunca ha cesado en su causa. En 2016, fue nombrado apostólico del Patriarcado de Jerusalén, poniendo en orden las finanzas de la jurisdicción, y en 2020 ascendió a patriarca. Con un dominio infalible del hebreo, siempre se ha implicado en el diálogo interreligioso y cercano con todas las autoridades de su zona de influencia.
En un escenario frágil y tenso, Pizzaballa ha sabido moverse en dos aguas, y recientemente se le vio en diciembre de 2024 en una visita sorpresa en Gaza, donde presidió una misa antecesora de la Navidad. “No sé cuándo ni cómo terminará esta guerra. Cada vez que nos acercamos al fin, parece que empecemos de cero. Pero tarde o temprano, la guerra terminará“, dijo en aquella cita a sus fieles.
Con buenas relaciones con el arzobispado argentino, gracias a sus vínculos con el cardenal Leonardo Santri, Perbattista Pizzaballa es uno de los favoritos del cónclave también por compartir la misma visión que Bergoglio por mantener una vida austera. La ceremonia que elegirá al próximo Santo Padre comenzará este miércoles, y en los días posteriores todos los ojos estarán puestos en la chimenea del tejado de la capilla Sixtina.
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