Trump declara la guerra a Boeing por el nuevo modelo del Air Force One
El presidente estadounidense, cansado de los retrasos en la entrega, amenaza con apostar por hacerse con aviones de otras compañías.


Apenas un mes ha pasado desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. En este corto espacio de tiempo, al nuevo presidente le ha dado tiempo a amenazar con comprar Groenlandia y el Canal de Panamá, a fantasear con convertir Gaza en la Riviera de Oriente Medio y a llamar “dictador” al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, a quien acusa del inicio de la guerra.
Ahora, el centro de sus miradas parece estar puesto en Boeing, la multinacional de la aeronáutica que, entre otras cosas, fabrica el avión presidencial, el Air Force One. Precisamente, mientras iba en uno de los que se utilizan en la actualidad (de 35 años de antigüedad), el presidente criticó el retraso en la construcción y entrega de dos nuevas unidades. Fue durante el primer mandato de Trump (2017-2021) cuando se negoció el contrato, por el que la compañía entregaría dos unidades actualizadas del avión presidencial basado en el Boeing 747-8.
Pero el retraso en los plazos está enfureciendo a Trump, hasta el punto de plantarse otras alternativas. “No, no estoy contento con Boeing. Les lleva mucho tiempo hacerlo, ya sabes, el Air Force One, nosotros adjudicamos ese contrato hace mucho tiempo. Podríamos comprar un avión o conseguir un avión, o algo así”, aseguró en una charla con periodistas. Lo que queda descartado, asegura Trump, es apostar por uno de la competencia directa, Airbus. “No, no consideraría a Airbus por encima de Boeing, pero podría comprar uno (Boeing u otro proveedor salvo Airbus) usado y transformarlo”.
Unas palabras que llegan después de que el propio Donald Trump visitara un Boeing 747-800 (el avión comercial más grande construido en Estados Unidos) de 13 años, que había sido propiedad de la familia real qatarí, mientras se encontraba estacionado en el aeropuerto de Palm Beach. En un principio, la entrega debería haberse materializado en 2024, pero ahora se habla de 2027 o incluso 2028 (el último año del actual mandato de Trump).
Retrasos logísticos
En su primer mandato, Donald Trump obligó a Boeing a renegociar el contrato, pues consideraba que el acuerdo inicial era demasiado caro. Un acuerdo que le ha costado muchos millones a Boeing, que en 2024 tuvo su peor año desde 2020 (con la pandemia): perdió 11.800 millones de dólares (11.200 millones de euros). Uno de los grandes retos al que se enfrenta la compañía es el de adaptar sus aeronaves a las necesidades de comunicación, seguridad y accesibilidad de un avión presidencial.
Pero los problemas no solo radican ahí. Según dijo un funcionario del gobierno estadounidense a Reuters, también ha habido problemas en la cadena de suministro, con algunos fabricantes de piezas del avión que habían cerrado. Y, además, unos requisitos cambiantes que complican todavía más la labor. Una de las últimas, la eliminación de Trump de uno de los requisitos: que la nueva generación de aviones (conocidos como VC-25B) puedan repostar en pleno vuelo, como los VC-25A actuales diseñados durante la Guerra Fría. Así, este requisito será eliminado.
El Air Force One, cabe destacar, no se refiere a un avión específico, sino que es el término empleado para cualquier avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en el que viaje el presidente. Esta denominación fue creada en 1954, después de que un avión que transportaba al presidente Dwight D. Eisenhower ingresara en el mismo espacio aéreo que un avión de una aerolínea comercial con el mismo número de vuelo.
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