Una mujer de 41 años pierde 96 kilos en 15 meses: 80 de ellos antes empezar a entrenar
En solo 15 meses, pasó de una vida limitada por la enfermedad y el sobrepeso a recuperar su salud, movilidad y autoestima gracias este controvertido medicamento para adelgazar.
Sanne Christensen recuerda perfectamente la fecha en que su vida dio un giro radical: el 1 de enero de 2024. Mientras el mundo brindaba por el nuevo año, ella se inyectaba por primera vez Wegovy, un medicamento para la pérdida de peso que cambiaría su cuerpo y su destino. Quince meses después, ha perdido 96 kilos. O, como ella misma dice para el medio danés TV 2, “más de lo que peso hoy”.
No fue la vanidad ni la moda lo que llevó a Sanne a tomar esa decisión. Con 41 años, una enfermedad renal crónica, cuatro medicamentos para la presión arterial y un cuerpo de 168 kilos que apenas podía moverse, su batalla era por sobrevivir. “Le dije a mi terapeuta que ojalá no me despertara al día siguiente”, confiesa. Wegovy fue su última apuesta por una vida que ya sentía perdida.
Cambiar sin moverse del sofá
Durante los primeros meses, el cambio fue casi quirúrgico. Sin entrenamientos ni caminatas, Sanne perdió 80 kilos. Simplemente, dejó de tener hambre. Wegovy actuó como un interruptor en su cerebro: la ansiedad por la comida desapareció, y la saciedad llegaba tras apenas unos bocados. Su dieta se redujo a unas 500 calorías diarias, estrictamente registradas en una app. “Lo hacía para sobrevivir”, dice a TV 2.
Y sobrevivió. Hoy camina, entrena con pesas rusas y hace sentadillas en su sala de estar. Un dietista le ha ayudado a aumentar su ingesta diaria a unas 1.200 calorías para sostener su nueva rutina física.
Sin embargo, cabe resaltar que Wegovy no es una píldora mágica, y conlleva efectos secundarios. Según el citado medio, Sanne ha sufrido náuseas, mareos y caída del cabello. “Pero cuando veo lo que han pasado otros, me salió barato”, afirma. El coste económico tampoco es menor: la caja mensual le cuesta más de 1.200 coronas danesas, es decir, unos 160 euros. Por eso, ahora que ha alcanzado su peso objetivo, quiere dejar el medicamento. “No solo por el dinero o los efectos secundarios, también porque quiero demostrarme que puedo sostener esto por mí misma”.
Y es que Sanne ya tiene cicatrices con lo de perder peso. En 2011, perdió 50 kilos con la dieta Dukan, solo para recuperarlos —y más— tiempo después. Pero esta vez, asegura, es distinto. Ha aprendido a bajar de peso de forma pausada, con hábitos sostenibles y apoyo médico.
Cree que tiene más herramientas para enfrentar lo que venga después de Wegovy. “Puede que sea ingenuo, pero me siento fuerte. Si vienen recaídas, sabré manejarlas. Esta vez, lo he hecho con calma”, concluye.
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