
De Ancelotti voy a echar muchas cosas de menos: su tranquilidad, sus maneras, su ceja levantada.
No es la derrota, dolorosa pero digna, sino todo lo que ha conducido hasta ella.
Creo en el espíritu licántropo del Real Madrid en algunas noches de primavera.
“Esta semana, aprovechando el parón de selecciones, parece que hubo cónclave madridista. Y la decisión fue unánime: hay que fichar a Huijsen...”
¿No tendría que disfrutar como aficionado de lo ganado en lugar de vivir con esta angustia en el pecho por el medio del campo que sacará Ancelotti?
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