El Athletic muere con honor
Los leones se pusieron con 0-1 e iniciaron un asedio incesante sobre el United, pero este sacó su calidad individual para entrar en la final.

El Athletic escribió un capítulo memorable en el imponente Old Trafford en 2012. Como era casi imposible ponerse al nivel de aquella maravilla 13 años más tarde, parece que quiso rizar el rizo con un 0-3 en la ida de San Mamés antes de volver al escenario de la gloria. Se obligó a la hazaña más colosal de su historia, al mayor hito a un solo partido en 127 años. El Teatro de los sueños era un reto himalayesco. Y los leones, gozosos pese a los malos augurios, respondieron representando con el máximo honor los colores que visten. Llegaron hasta donde pudieron, a un paso del altar de una irable grandeza. Con un valioso 0-1 iniciaron en la segunda parte un asedio infatigable sobre los red devils, pero estos sacaron la cabeza de la alcantarilla con la remontada de Mount, autor de un doblete, Casemiro y Hojlund. Es lo que tienen los clubes monumentales, de la nada te matan. La calidad siempre te saca a flote en el fútbol. Excesivo castigo. ¡Qué feo e inmerecido marcador! Crueldad absoluta. Si alguien tiene que caer, que lo haga así, con la dignidad intacta. Este tropiezo no afea un grandioso regreso al Viejo Continente, un inexperto en esta competición con un comportamiento intachable. ¡Estamos de vuelta!
Nadie les puede reprochar nada a los leones, es humano venirse abajo de forma estrepitosa tras el duro golpe del empate a uno. Todos sabían que no iba a ser un ir por ir a la vuelta de las semifinales ante el United, no se le pasaba por la cabeza de ninguno de los casi 80.000 privilegiados asistentes que estos chicos habían aparecido allí para cubrir el expediente. El once estaba cogido con pinzas, plagado de habituales suplentes, pero da lo mismo, salga quien salga responde, compite por la gloria con un orgullo eterno y conmueve a los aficionados propios y ajenos. En la convocatoria solo había 10 goles en 2025, el pichichi era Yeray con dos.
Lo que tenía que hacer el Athletic era el más difícil todavía, un salto mortal hacia atrás con triple tirabuzón. Lo que necesitaba se refleja en las epopeyas homéricas. Los más ingeniosos hablaban de que la elección del Papa se traía señales divinas: León XIV, es decir, 14, el 1-4 que hacía falta a los reyes de la selva futbolística para neutralizar el 0-3 de la ida. pero al final fue a la inversa, 4-1. La puesta en escena en el estadio, viejo a más no poder pero destila fútbol por todos sus costados, fue espectacular, con una gran lona con jugadores celebrando un gol, la copa a la que llaman el paragüero y el lema Take me home, llévame a casa. Y luego fuegos artificiales que envolvieron en una densa nube la mística del castillo de los Red devils.
El United salió con su equipo de gala, el mismo que en la ida una semana atrás. Ya le habría gustado a Valverde seguir esa misma línea, pese al 0-3. Pero allí no estaban sus cinco mejores jugadores, los internacionales, los Williams, Sancet, Vivian y el suplente Simón. Tampoco De Marcos, que guardó sitio en el banquillo de inicio. Es decir, el Txingurri tenía muy claro el escenario al que se enfrentaba y Amorim no adivinaba la fotografía precisa de qué rival iba a ver, por tanta ausencia y ante las dudas del espíritu que alumbraría a los bilbaínos: ¿conformistas, desesperados, atrevidos o heroicos?
Que tenían personalidad y pundonor quedó claro bien claro desde el pitido inicial. Salieron a tumba abierta, con el espíritu de 2012, un equipo muy reconocible que estaba a gusto. Robaban y robaban como ladrones profesionales reincidentes, y llegaban a línea de tres cuartos con suma facilidad, aunque en ese punto donde se decanta el juego, faltaba paciencia, escoger la mejor opción. Se echaba de menos más mordiente para todo lo que rodeó el área rival. En el minuto 9, un despeje defectuoso de cabeza de Mazraoui permitió coger un balón de oro a Unai Gómez, que actuó de extremo. Se la cedió a Berenguer, pero se le echó muy encima y, aunque trató de colocarla a la escuadra de Onana, se le marchó por arriba por muy poco.
No era una noche para mirar atrás, sólo se podía poner el foco en la portería contraria, el riesgo iba a ser el compañero de este viaje. Volcarse tanto entraña peligro. Había que asumir el sobresalto, y eso provocó algún susto, cuando los Diablos rojos corrían al espacio trazando diagonales. Pero, a grandes rasgos, la travesía seguía siendo alentadora. Porque en el 21′ tuvo otra oportunidad Berenguer. Estaban muy metidos los bilbaínos, llegaban siempre los primeros a los balones divididos. Hacía falta poner un punto de respeto en la mente de los locales con el gol o algo parecido. Y llegó diez minutos más tarde, en el 31′. Sonó la campana de la ilusión. Una buena acción de Sannadi y Djaló fue el origen. La segunda jugada, marca de la casa en el Athletic... ese esférico suelto en la frontal lo disparó con la fe de un titán Jauregizar a la escuadra. Ya había un punto para creer y crecer aún más. Un golazo. Onana voló con dos manos y eso quizá le mermó a la hora de taponar ese tiro mágico envenenado, que empotró el balón en la red.
El United no varió su plan: seguir regalando la posesión e imponer el ritmo de un elefante jubilado, sin arriesgar lo más mínimo... una vulgaridad supina. Se negaban a jugar a fútbol, su plan era aguantar las disputas al rival y blindar su portería. Valverde no quería errores, que suelen ser los verdugos en eliminatorias europeas. Y una pérdida en zona prohibida de Djaló, que estuvo muy atropellado y no funcionó por la derecha para desaprovechar su enésima oportunidad del curso, volvió a mostrar la verticalidad del ManU, con Garnacho en el mano a mano ante Agirrezabala. La elevó de cucharita para la vaselina, pero no la envió entre los tres palos, se le marchó cerca del palo. Pitaron fuera de juego, pero el VAR habría notificado que no era. La primera parte se cerró con una imagen poderosa de los leones. Mostraron una fe infinita, fueron dominadores, aunque su superioridad solo se tradujo en una renta mínima.
Antes del descanso salieron a calentar cuatro jugadores de Valverde. El primero que se fue hacia el córner, el de la afición visitante, fue De Marcos, veloz como una centella y con el puño cerrado, pidiendo aún más aliento de un sector que se estaba comiendo al resto en cuanto a coros. El único testigo de la heroicidad de los chicos de Bielsa estaba ahí y salió más tarde al partido. Todas las cabezas se iban de forma inconsciente a 2012. Los de Valverde atacaban en la segunda parte hacia la portería donde hicieron dos golazos en aquel bendito año. Si se parieran dos tantos gemelos en esta ocasión, el éxtasis iba a ser aún mayor.
La segunda parte aún acentuó más el orgullo de los que viajaron desde Bilbao. El Athletic fue un escándalo. Yeray empezó a filtrar balones y la orquesta sonaba afinada. Apretaron las clavijas de tal manera que no encerraron en una jaula a los Diablos rojos, los empujaron hacia la meta de Onana y acentuaron su perfil ultradefensivo. ¡Cómo apretaban las clavijas! No les dejaban ni respirar con un asedio total, los ahogaron sin piedad. No sufrieron ni una contra como sí ocurrió en el primer tiempo. Sólo faltó probar más Onana, pero se acercaba la fumata blanca del milagro, el ‘habemus remontada’. Los cuatro mil hinchas visitantes, que llevaban todo el choque haciendo de tripas corazón, se comieron al resto. A Amorim no le gustaba nada el asunto y cambió la partitura, se notó que tenía más fondo de armario y una pólvora de superior calidad. Metió gente de refresco y juntó en medio a Bruno Fernandes con Casemiro para apadrinar el balón. Valverde quemó todas las naves con Guruzeta y Sannadi en punta. Prados tuvo la desgracia de que le lesionó Lindelof al poco de ingresar en el terreno de juego y tuvo que desfilar. Con unas espinilleras en condiciones podría haber atenuado el impacto. De nuevo ayudas arbitrales al gigante, como ante la Real.
La cosa empezó a tornarse mancuniana con los cambios. Yoro metió un pase a Mount en el área, que controló, se giró un marcó un golazo. Ahí se cayeron las esperanzas visitantes. Poco más tarde sacó una falta Bruno Fernandes y anotó de cabeza Casemiro, dos enormes estrellazas que han hecho una semifinal de recordar muchos años. Y ya hasta hicieron sangre con 4-1 gracias a Hojlund y el que suponía el doblete de Mount (que este hombre no sea titular es de juzgado de guardia) tras mal despeje de Agirrezabala. Una efectividad de marcianos. El único momento en el que los leones bajaron los brazos, se desmoronaron de forma inevitable, una actitud de lo más comprensible, es humano. Tal vez emborronó algo una noche que nació con sueños cercanos de cumplirse y acabó con pesadilla.
Llevan los ingleses 14 partidos invictos, a tres del récord absoluto del Chelsea, abarcando el período de 2013 a 2019. Y 35 goles, en todos y cada uno ha hecho diana, 20 en las rondas eliminatorias, con su asombrosa remontada en el partido de vuelta de cuartos de final contra el Lyon como espectacular punto culminante. Están a uno del Chelsea en la 2018-19 y dos del techo del Oporto en la 2010-11. Se han propuesto reeditar el título de la 2016-17. Jarro de agua helada a muchas ilusiones. Un castigo exagerado. Ojo, la eliminatoria no se ha decidido hoy sino una semana atrás con el penalti y expulsión de Vivian. Tres goles en 15 minutos en la ida y cuatro en los 20 finales de la vuelta son un revés exagerado, las primeras dianas tenían posteriormente un efecto devastador ante la mejor defensa de LaLiga y una de las más sólidas de Europa. Saber manejarse en el ‘mata o muere’ de las eliminatorias vale tanto o más que el potencial de cada plantilla. La proeza no estuvo tan lejos y la amargura es inconsolable porque la oportunidad era única. United, la final es tuya, pero nadie le quita el honor al Athletic, que ahora, plagado de bajas, le queda otra misión ardua: ratificar el pase a la Champions vía Liga. Una gozada ver cómo compiten, siempre ‘a lo bajini’ hacia las metas más ambiciosas. Cabeza arriba, chavales, es doloroso, pero habéis tenido contra las cuerdas al monstruo, esta vez menos fiero que de costumbre gracias a vuestro esfuerzo encomiable. La gabarra de la honra continental es vuestra.
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- 24 Andre Onana
- 15 Leny Yoro
- 5 Harry Maguire
- 2 Nilsson-Lindelöf (80')
- 18 Casemiro (80')
- 13 Patrick Dorgu
- 3 Noussair Mazraoui (61')
- 25 Manuel Ugarte (61')
- 8 Bruno Fernandes
- 17 Alejandro Garnacho (62')
- 9 Rasmus Winther Hojlund
- Banquillo
- 22 Heaton
- 55 Tyler Fredricson
- 14 Eriksen
- 80 Jaydan Kamason
- 85 Bendito Mantato
- 23 Shaw (61')
- 41 Harry Amass (80')
- 7 Mason Mount x2 (61')
- 1 Altay Bayindir
- 16 Amad Diallo Traore (62')
- 37 Kobbie Mainoo (80')

- 13 Julen Agirrezabala
- 17 Yuri
- 5 Yeray
- 2 Gorosabel (60')
- 14 Unai Núñez
- 11 Álvaro Djaló (61')
- 20 Unai Gómez (66')
- 16 Ruiz de Galarreta (60')
- 7 Berenguer
- 23 Mikel Jauregizar
- 21 Maroan Sannadi
- Banquillo
- 18 De Marcos (60')
- 32 Adama Boiro
- 33 Aingeru Olabarrieta (61')
- 35 Alejandro Rego
- 39 Iker Varela
- 15 Lekue
- 28 Peio Canales
- 6 Vesga (73')
- 1 Unai Simón
- 12 Guruzeta (66')
- 4 Aitor Paredes
- 24 Benat Prados (73')
Cambios
Beñat Prados (60', Íñigo Ruíz de Galarreta), Óscar De Marcos (60', Andoni Gorosabel), Aingeru Olabarrieta (61', Álvaro Djaló), Mason Mount (61', Manuel Ugarte), Luke Shaw (61', Noussair Mazraoui), Amad Diallo (62', Alejandro Garnacho), Gorka Guruzeta (66', Unai Gómez), Mikel Vesga (73', Beñat Prados), Harry Amass (80', Victor Lindelöf), Kobbie Mainoo (80', Casemiro)
Goles
0-1, 30': Mikel Jauregizar, 1-1, 71': Mason Mount, 2-1, 79': Casemiro, 3-1, 84': Rasmus Winther Hojlund, 4-1, 90': Mason Mount
Tarjetas
Arbitro: Daniel Siebert
Arbitro VAR: Christian Dingert, Sören Storks
Noussair Mazraoui (24',Amarilla), Mikel Jauregizar (38',Amarilla), Casemiro (58',Amarilla), Berenguer (77',Amarilla), Unai Núñez (77',Amarilla), Maroan Sannadi (88',Amarilla), Patrick Dorgu (90',Amarilla)