ATLÉTICO

El cine español se rinde y celebra a Enrique Cerezo

El presidente del Atlético recibió de la Academia del Cine la Medalla de Oro 2025 rodeado de personalidad y amigos, en un bonito acto hoy en Madrid.

Enrique Cerezo, durante la gala de premios de la Academia del Cine 2025.
Patricia Cazón
Patricia Cazón Trapote nació en Zotes del Páramo, León, en 1980. Licenciada en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca y Master de El País trabajó en El Diario de León y El País Semanal antes de llegar a AS en 2004. Cronista del Atlético desde 2016, es autora de cuatro libros y tertuliana en El Golazo de Gol y Estudio Estadio.
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La alfombra roja del cine hoy se ha desplegado ante Enrique Cerezo para celebrar la importancia y trascendencia de su figura. Los clásicos están a salvo gracias a su labor de digitalización y restauración de más de la mitad de sus clásicos. Productor y distribuidor, presidente de EGEDA (Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales) y creador de la plataforma de exhibición especializada en cine español FlixOlé, ha sido condecorado con la Medalla de Oro del Cine 2025 en un día repleto de actos. Por la mañana recibió de manos del presidente de la Academia del Cine, Fernando Méndez-Leite, este galardón de manos de su presidente en una rueda de prensa. Por la tarde, la gala, rodeado de amigos y personalidades que celebraron con cariño y iración al también presidente del Atlético de Madrid.

El cine español se rinde y celebra a Enrique Cerezo
El cine español se rinde y celebra a Enrique Cerezo
El cine español se rinde y celebra a Enrique Cerezo

Un acto al que asistieron la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el alcalde, José Luis Martínez-Almeida; la vicealcaldesa, Inmaculada Sanz; el ministro de Cultura, Ernest Urtasun Doménech; el consejero de Cultura, Mariano de Paco; el presidente de la Academia del Cine, Fernando Méndez-Leite; y el vicepresidente, Rafael Portela, además de grandes amigos del cine, directores y actores como Cayetana Guillén-Cuervo, Fernando Trueba, Antonio Resines o Santiago Segura, entre otros.

“Quiero expresar mi más profundo y sincero agradecimiento por este premio”, comenzaba Cerezo su discurso, visiblemente emocionado. “Recibo esta medalla de oro con gratitud y con orgullo por lo que significa para mí y representa para tantas personas que, al igual que yo, creen que el cine es arte y memoria. Una memoria colectiva que merece ser cuidada y compartida”, añadió.

“No es fácil expresar los sentimiento que tengo al recibir este homenaje que otros muchos también merecen, pero como dijo Juan Cueto, no hay mejor regalo que te pueden hacer que se acuerden de ti y, sobre todo, que sean de los tuyos”, señaló también antes de hablar de sus primeros pasos, “no en una gran productora”, sino en un colegio: el suyo en Segovia, Los Misioneros. Allí, en el cine del colegio donde proyectaba películas los sábados de la tarde para sus compañeros. Él con sus manos, cambiando las bobinas. “Quise siempre vivir el cine desde dentro”. Luego llegó el rodaje de Un Millón en la Basura en la calle Infanta Mercedes, “Madrid como mi primer plató”. Para aprender de actores, técnicos, el oficio. Tantos y recuerdos, muy lejos, pero siempre en lo más profundo de su esencia. Con grandes todos, pero sobre todo amigos. Ese Resines que fue el primero de una enumeración en la que al presidente se le rompió la voz. “Segura, Pepe Sacristán, José Luis López Vázquez, Carmen Maura, Pilar López de Ayala, María Barranco, Fernando Rey, Fernando Fernán Gómez, Paco Martínez Soria...”. Después llegaron los directores. Todos le enseñaron “que el cine es algo más que trabajo”. Y hecho en equipo.

Después el mismo Cerezo sería ayudante de cámara, en rodajes con veinte personas (“algo que hoy en día supera las 200″, explicó). A finales de los 70, “con la llegada del vídeo”, comenzó a producir películas, y series, y televisión. Y se preguntó algo que lo explica todo, ese galardón titilante en sus manos también: “¿Dónde estaba todo el patrimonio del cine y quiénes eran sus propietarios?“. Y emprendió la tarea ”más importante" que en estos años ha realizado: “comprar todas las películas españolas de las grandes compañías de entonces”. Para recuperar esas películas. Parte de su historia personal, y la de todos los presentes, la memoria de España.

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“Confieso que restaurar una película es un proceso largo, laborioso y caro”, pero de no ser por ello, parte de la historia se habría perdido para siempre. Podridas, rotas, olvidadas. Esas películas. Su catálogo tiene 11.000 títulos, más de 4.000 españolas. Para recuperarlas. Y dejarlas para mañana. Esa Medalla de Oro recibida esta tarde de mayo de 2025 lo recordará también para siempre. “Este es sin duda el mejor premio que puedo recibir”, finalizó, antes de volver a romperse con un “viva el cine” envuelto en aplausos. De profundo corazón.

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