La RFEF trabaja para salvar el pacto Louzán-Galán
Su presidente intenta cumplir las promesas sobre la convalidación de los títulos de los entrenadores, pero depende de UEFA.

Una de las promesas de Rafael Louzán durante la campaña electoral que le llevó en diciembre a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol tenía que ver con la convalidación de los títulos de entrenadores que no se hayan formado dentro de la RFEF. A ese acuerdo había llegado con el presidente de CENAFE (Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol), Miguel Galán, quien veía cómo su vieja aspiración era escuchada. Louzán también ganaba el no tener la amenaza del propio Galán, quien ya había impugnado las presidencias de Ángel María Villar, Luis Rubiales y Pedro Rocha. El entonces candidato a la presidencia de la RFEF se encontraba pendiente de una condena por inhabilitación, que finalmente fue revocada.
Sin embargo, ese pacto ahora pende de un hilo, como adelantó Relevo y confirmó AS. Porque ese compromiso de convalidación depende de la UEFA, quien ha puesto trabas en modificar los criterios. Se intenta que los entrenadores formados en academias privadas tengan las mismas condiciones que los que lo hacen en la federación. Pero hay puntos delicados, sobre todo los que corresponden a la experiencia que los técnicos deben tener para lograr las licencias UEFA.
Desde la RFEF se asegura a este periódico que se están logrando avances, pero que la palabra final la tiene la UEFA. Pero se está trabajando en ello. De hecho, Rafael Louzán entró en el Comité Ejecutivo del máximo organismo del fútbol europeo en el último congreso de Belgrado. Pero también se reconoce que las condiciones acordadas en un principio parecen difíciles de alcanzar, aunque se tiene la intención de seguir intentándolo.
Galán siempre ha condicionado su perfil bajo al cumplimiento de estas condiciones que acordó con Louzán. El dirigente ya es presidente de la RFEF y con un historial limpio después de la absolución del Supremo, pero nunca se ha ocultado que desde el Gobierno siempre se ha estado muy vigilante sobre su figura. Y la amenaza puede aparecer en forma de denuncia del propio Galán o de alguna maniobra que pueda poner en problemas la presidencia del gallego.
La resolución de este tema podría llegar este mismo mes y de ella depende que la RFEF pueda mantener la buena relación con un colectivo, el de los entrenadores, que por medio de su presidente ya ha sido un quebradero de cabeza para otros presidentes.
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