Luz en la oscuridad
Los canteranos Sergio Viera y Diego Martín debutaron en LaLiga EA Sports con la UD Las Palmas. La única buena noticia en una despedida gris.


A Sergio Viera y Diego Martín, debutantes en LaLiga EA Sports, les tocó ser el halo de luz en un lúgubre Estadio de Gran Canaria que presentó la peor entrada de la temporada, con 11.279 espectadores, y un ambiente de protestas, silencios y silbidos.
La afición de Las Palmas, sedienta de savia nueva proveniente de la factoría amarilla, acogió calurosamente a los dos jugadores del filial con la esperanza de que sirvan de punta de lanza para amasar el proyecto de Segunda División con una base isleña que devuelva al sendero de la cantera a la UD. U por qué no, sean la primera semilla de una nueva generación.
Un sendero que Diego Martínez y Luis Carrión rehusaron de andar en una temporada en la que los jugadores de la casa amarilla apenas sumaban 7 minutos disputados. Dos para Abou Bassinga antes de su infructuosa cesión al Mirandés y cinco para Valentín Pezzolesi ante el Barcelona. Poco rodaje para la clave del éxito reciente de Las Palmas.
Viera, que debutó con la elástica insular en Copa del Rey ante el Ontiñena, llevaba todo el 2025 en dinámica del primer equipo, aunque nunca había recibido la oportunidad de dar sus primeros pasos en LaLiga EA Sports. Premio a la insistencia y al trabajo, como reconocía Martínez en rueda de prensa.
Diego Martín apenas había ido convocado contra el Betis ante la plaga de bajas, pero con el descenso certificado, el técnico vigués le dio la oportunidad a un talentoso extremo que no le quemó la pelota y que mostró desparpajo en los pocos minutos sobre el terreno de juego.
Nuevamente, la base volvió a iluminar un Estadio de Gran Canaria prácticamente vacío que vio cómo la UD Las Palmas vagó por el césped a merced de un Leganés que, con la ley del mínimo esfuerzo, arrebató los tres puntos a los grancanarios y aceleraron la agonía de final de temporada.
El partido fue un clavo más en el ataúd amarillo. Un espectáculo soso e insoportable para afición, jugadores y espectadores por televisión que muy probablemente habrán aprovechado para cambiar de partido en la jornada unificada. Las Palmas, con el deseo de finiquitar el sufrimiento, y el Leganés con la esperanza de permanecer en Primera División. Y se notó quién se jugaba un objetivo y quién no peleó ni por su honor.
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