“Sé lo que experimenté desde muy niño, soy víctima de violencia doméstica”

Jakob Ingebrigtsen es a sus 24 años una leyenda del atletismo. Sus 27 medallas (22 oros) internacionales (dos en Juegos Olímpicos, siete en Mundiales y 18 en Europeos) así lo atestiguan, pero la vida personal del cíborg noruego con éxitos repartidos entre 1.500, 3.000, 5.000 y campo a través lleva muchos años arrastrando una infancia muy complicada por culpa de su padre, y exentrenador, Gjert. Los tres hermanos (Henrik, Filip y Ingrid, también atletas aunque la pequeña lo dejó por el trato vejatorio, “me pegaba por olvidarme el pulsómetro”) del autómata diseñado para correr apoyan y respaldan la denuncia que los cuatro interpusieron contra su progenitor por abusos y violencia doméstica durante muchos años.

El juicio ha llegado a su fin y según ha trascendido, la vista final en Sandnes fue emotiva e intensa. En ella, según informa el portal noruego ‘NRK’, Jakob decidió tomar la última palabra antes de que la causa fuera vista para sentencia, se puso en pie ante el tribunal y dijo: “Me gustaría decir unas breves palabras de cierre. Para mis hermanos y para mí el proceso judicial ha tenido consecuencias muy dolorosas. Los abogados defensores han atacado mi credibilidad, como siempre lo ha hecho el acusado. Sé lo que he experimentado con el acusado desde que era pequeño. Y no he tenido motivos para mentir. Soy víctima de violencia doméstica, y es vergonzoso”.

Y añadía: “Muchos niños experimentan desafíos similares a los que hemos contado. Muchos lo tienen peor. Espero sinceramente que esto no se olvide cuando se apaguen las cámaras aquí. Siento una gran sensación de alivio ahora que ya no tenemos que ocultar nuestra historia”. A mediados de junio la sentencia se hará pública.

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