Urdangarín arruina la fiesta del Barça

El Barça lo tenía todo preparado para convertir el derbi catalán en una fiesta para celebrar su decimoquinta Liga consecutiva. No conocía la derrota, y aunque no presumía de que iba a ser una victoria sencilla, era inimaginable que no lograse la victoria 23. Lo que no pensaba es que el Granollers que ha reconvertido a Pablo Urdangarín en lateral en vez de extremo por la grave lesión de Ferrán Castillo, y que tiene a Antonio García en su despedida, un exazulgrana, iba a salir respondón: 30-31 (18-16).

El Granollers era el último equipo español en ganar en el Palau: también en abril, de hace siete años, con aquel gol de Bernatonis a tres segundos del límite. En este choque el gol decisivo, el último, lo marcó de penalti Antonio García (¿no conseguirán convencerle para que siga un año más?); la acción la forzó Pablo Urdangarín que ya entraba para marcar su séptimo gol y Petrus se lo llevó por delante de tal manera que le valió la expulsión directa. Es decir, a Bernatonis le suplirá en el imaginario vallesano el tándem García-Urdangarín.

El partido tenía pinta que sería otro más en el Palau, con un equipo dejándose la vida durante la primera parte para ceder contra el Barça hasta desfondarse y caer con autoridad. No fue el caso porque el Granollers defendió con éxito ser el segundo clasificado de la Liga. Rama empezó con Guijarro de avanzado, lo que sugería que el partido estaba preparado especialmente.

Dika Mem fue el cañonero fiable de siempre, el que dio la vuelta al marcador en la primera parte, y él lanzó a su equipo a la escapada. Pero al capitán del Barça le excluyeron dos minutos por una acción sobre Urdangarin (¡siempre Pablo!), se quedó dos minutos en el banquillo y cuando regresó ya no era el mismo.

A diez minutos del límite el Barça parecía que lo tenía controlado: 28-24. Llegó el último arreón del Granollers, que empezó en Roberto Rodriguez (16 paradas), que tuvo a Victor Romero como un pivote indescifrable bajo el liderazgo de Antonio García y el desestabilizador Pablo Urdangarín, con Guijarro y Domingo aportando como nunca en el Palau. Es más, la defensa vallesana evitó que el Barça lanzase su última posesión

En el Palau cuelga una camiseta muy especial, retirada por su aportación al club, el siete de Iñaki Urdangarin. Pablo, su hijo, que pasó por el club y tuvo que llevar el 77 en la espalda, sin duda le brindaría su partido y con una sonrisa sardónica le diría algo así como “perdona, papá”.