Sergio García está para todo: doble victoria en Hong Kong y mensaje Ryder

En un campo de buenos recuerdos para el golf español, con las victorias de José María Olazábal, José Manuel Lara y Miguel Ángel Jiménez (cuatro), este domingo, Sergio García, a sus 45 años, volvió al pasado para lograr su segunda victoria en el LIV Golf, la 38ª de su carrera. El español, arrollador como en sus mejores tiempos, empezaba la última jornada en el Hong Kong Golf Club con un -11 en su tarjeta, empatado con el inglés Paul Casey y el estadounidense Peter Uihlein. Su objetivo antes de salir, tal y como revelaba después, era restar cinco golpes más. Esas eran sus cábalas para amarrar el triunfo. Destrozó el plan, pero para mejorarlo. Con un -18 final (63 golpes), se erigió por delante del sudafricano Dean Burmester (-15) y del estadounidense Phil Mickelson (-14), con su mejor nivel en mucho tiempo (54 años) y jaleado por el público.

Los viejos rockeros están de moda. Y también lo está el golf español, con varias alegrías en un calendario aún primerizo. A la de Sergio García, en Hong Kong, se sumó la de un Jon Rahm de menos a más, con un inicio titubeante en el torneo (-1) y un final que, además de asegurar su top-10 vitalicio en el LIV Golf (desde que firmó su famoso contrato con el circuito, como si formara parte de las cláusulas, aún no se ha salido de él), carga de optimismo el camino hacia el primer grande de la temporada, el Masters de Augusta (del 10 al 13 de abril). El de Barrika, con un -4 en el día, terminó con un buen -11. Sólido, pero lejos de la brillantez de su compatriota, que regaló un eagle en el par cinco del 3 y se disparó respecto a sus iguales con cuatro birdies seguidos entre el 8 y el 11. En el 16, en el que volvió a restar, remató la faena y abrió nuevos horizontes.

Con su victoria, y con el estado de forma que se desprende de ella, Sergio García puede pensar en más y mejores cosas en Augusta, donde su rendimiento ha sido escaso desde que vistiera la chaqueta verde, en 2017. Desde entonces, ha fallado el corte en cinco ocasiones y su mejor resultado es el 22º puesto de 2022. También puede pensar en los otros grandes, para los que no tiene la presencia asegurada (sí en el PGA Championship por invitación, pero no en el US Open y en el British, para los que deberá ganarse el por méritos), y en la Ryder Cup, en septiembre, para la que ya es elegible tras pagar las multas al circuito europeo por su entrada en el LIV. “Hemos estado en o (con Luke Donald, capitán europeo), así que sé que me está siguiendo de cerca. Lo único que puedo hacer es seguir jugando un buen golf. Quiero ayudar al equipo europeo como he intentado hacer cada vez y espero que él piense que soy lo suficientemente bueno para ello”, dijo al respecto en el micrófono de Dom Boulet, en el que se mostró felicísimo.

Los motivos para celebrar fueron más. Además de la victoria individual, Sergio García también triunfó por equipos, como capitán de unos Fireballs que ya venían de ganar en Adelaida. “¿Qué habéis hecho?”, preguntó a sus compañeros nada más confirmarse su triunfo personal, con mentalidad de líder. “Hemos ganado por uno”, le respondieron para su tranquilidad, justo antes de que David Puig le regara en champán. “Me siento genial. He jugado bien. Mi objetivo del día era hacer -5, porque me iba a ayudar mucho. Estoy muy orgulloso del trabajo de todo el equipo. Me encanta que llevemos dos victorias seguidas. Estoy orgulloso de cada uno de ellos. Disfruto mucho de la competición por equipos”, celebró el golfista de Borriol, que el año pasado ya triunfó en ‘su’ Valderrama. En un campo similar, corto y estratégico, volvió a demostrar que está para jugarlo todo.

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