Al Peñíscola le sirve el empate con el Palma para meterse en playoffs

El destino en la vida es caprichoso. Y el deporte, concretamente el fútbol sala, no es una excepción. Diez días después de enfrentarse en la final de la Copa de España, en la que uno buscaba el primer trofeo para sus vitrinas y el otro el primer título nacional, el Palma Futsal visitaba la cancha del campeón, el feudo de un Peñíscola al que recibió con los máximos honores, con la máxima deportividad. En su regreso al Juan Vizcarro en la Primera RFEF, el conjunto castellonense estuvo escoltado por los aplausos de los jugadores del equipo balear, que aguardaron la llegada de su rival con un respetuoso pasillo por el que desfilaron los locales con la Copa de España en mano. Y en el caso de Pani, la gran estrella, con muletas, por el esguince de tobillo que sufrió en dicha competición.

Después de ese icónico momento, historia del club castellonense, ambos equipos volvieron a protagonizar un espectáculo fantástico sobre el 40x20. En un choque de gran igualdad, la balanza no se decantó por ninguno, por lo que Peñíscola y Palma Futsal repartieron puntos después de que Rivillos hiciera el definitivo 3-3 en los últimos compases. Al Peñíscola, que no pierde desde el 15 de enero (ante el Jimbee), el punto le supo a oro, ya que gracias a la inesperada derrota del Santa Coloma frente a un Noia que sale del descenso, los de Santi Valladares garantizan su clasificación matemática a los playoffs, pase lo que pase este miércoles en los partidos de Jaén y Osasuna.

La primera mitad se cocinó a fuego lento, pero valió la pena porque su fase final fue una auténtica delicia. Barrón, que inició el choque como titular, dio paso a Luan Muller en el ecuador del primer tiempo con 0-0 en el marcador. Y Luan, agitador por excelencia, fue el punto de inflexión de un minuto mágico que acabó con tres tantos. Después de varias incorporaciones en campo contrario, Machado consiguió abrir la lata con un disparo lejano que despistó a Gus después de que el balón tocara en Cristian. A los pocos segundos respondió Sancho, casi los mismos que tardó en pasar de héroe a villano. Tras empatar (1-1) con una gran maniobra a la media vuelta, el pívot del Peñíscola introducía el cuero en su propia portería tras un mal despeje (1-2).

Cuando la primera parte agonizaba, todavía hubo tiempo para más en los segundos finales. Luan, quién si no, salvó una vaselina a Gauna con un despeje de cabeza en la media pista. En la última jugada, el argentino pudo firmar uno de los goles de la jornada tras sentar a dos defensores con suma calidad, pero su zurdazo se estrelló en el larguero. Ya en la segunda mitad, el Palma se cargó de faltas con un mundo por jugarse. Problemas. Gordillo cometió la sexta sobre Rocha, un lanzamiento de diez metros transformado por Yeray con el que el Peñíscola le dio la vuelta al marcador después de que Flores recortara distancias.

El desenlace del partido fue una serie de catastróficas desdichas para el conjunto castellonense. Primero, Diego Sancho se marchó lesionado tras hacer un mal gesto con la rodilla que pintaba realmente feo. Después, Yeray vio la roja por doble amarilla, circunstancia que aprovechó a la perfección en Palma con superioridad numérica en campo contrario para que Rivillos hiciese el empate definitivo. Barrón, que detuvo dos dobles-penaltis (Yeray y Juan José), también hizo su parte. Ahora, momento de recuperar la enfermería, momento de pensar en sus cuartos playoffs.

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