El Palma es invencible: ¡tercera final de Champions seguida!

El milagro sigue vigente. La leyenda cada vez es más grande. Este domingo (20:00), en el pabellón Antàres de Le Mans (Francia), famoso por sus 24 horas automovilísticas, el Palma Futsal disputará su tercera final seguida de la Champions League de fútbol sala, habiendo ganado las dos anteriores. Este viernes, el conjunto balear, un club familiar de palmarés gigante, venció al Sporting (0-3), un equipo construido a golpe de talonario al que ya hace tiempo que mira a la cara (en 2023, le ganó la final en los penaltis), para defender su trono en el Viejo Continente, donde es, simplemente, invencible. Tras su 23ª victoria seguida en la competición, ahora, buscará revalidar su doble corona contra el Kairat Almaty, cruel verdugo del Jimbee Cartagena. La final española, esta vez, no fue posible (el año pasado, la jugó contra el Barça), pero el Palma volverá a estar ahí para levantar su tercera Champions consecutiva, algo nunca visto a lo largo de la historia.

La semifinal se empezó a jugar mucho antes del pitido inicial. La rivalidad echó raíces en esa final de 2023. El Sporting tenía muchas ganas de venganza y el Palma, pese a la victoria de entonces, era consciente del poderío rival. “Querrán la revancha. Será una batalla y será diferente a aquel partido, porque nuestro equipo es totalmente distinto”, explicaba Carlos Barrón, portero del conjunto balear, obligado a reinventarse año tras año siendo víctima de sus éxitos. “El Sporting es posiblemente el favorito en esta Champions”, no dudaba en señalar su entrenador, Antonio Vadillo, sobre el equipo con más victorias (75) y goles (464) en la historia de la competición. “El Palma es un equipo con mucha calidad. No hay muchas cosas negativas que podamos aprovechar”, le devolvió el técnico del Sporting, Nuno Dias, con el que mantiene una buena amistad.

El respeto verbal se trasladó a la pista. Sobre todo, a lo largo de una primera parte intensa y trabada, en la que los dos equipos, a buen ritmo de circulación, se anulaban mientras las faltas se acumulaban. A siete minutos del descanso, los dos conjuntos estaban en cuatro, en el alambre. A cinco, llegó la ocasión más clara hasta ese momento, que envalentonó al Palma. El Sporting, con la amenaza perenne de Zicky Té, estrella desde los 19 y un animal del gol a los 23, había sumado más aproximaciones sobre la portería de Luan Muller. Un derechazo de Fabinho al palo, sin embargo, fue lo más cercano al gol que se vio en unos primeros 20 minutos en los que el Palma fue de menos a más, comandado por un Bruno Gomes omnipresente.

De la tensión al fiestón

La tensión no bajó en la segunda mitad, que empezó siendo un calco de la primera. Gomes, que no pudo pescar el primero tras un rechace de Bernardo Paçó, seguía liderando a un Palma al alza. Las faltas eran el único ‘pero’ en el conjunto balear, que empezó a afinar su puntería. Y llegó el premio. De forma inexplicable, no lo embocó Fabinho, que mandó el balón alto cuando estaba a un par de metros de la portería. Sólo unos segundos después, sin embargo, en el 27, sí se lo encontró, literalmente, Gordillo (0-1). El pívot, con familiares y una bandera de España a su nombre en las gradas, estuvo en el lugar indicado en el momento indicado. En un intento de sacar el balón jugado, Tomás Paçó golpeó sobre las piernas del toledano y el balón salió rebotado hacia la portería portuguesa.

El tanto provocó un tsunami balear, que se volcó varios minutos sobre el área del Sporting. Rivillos, Fabinho y, sobre todo, Ernesto, que hizo temblar la portería portuguesa con un latigazo contra el poste izquierdo, intentaron ampliar la ventaja. Luego, cuando tocó sufrir, también aparecieron los nombres habituales en el otro lado de la pista. Allí estuvo Muller, que paró con el cuello, lo que le dejó varios segundos tirado en el suelo, un intento a bocajarro de Vinícius Rocha. En unos minutos de agobio, todos arrimaron el hombro. Hasta los más de 100 aficionados del Cartagena, que se quedaron para reforzar a los 200 del Palma tras ver caer a los suyos. Y, al final, pudieron celebrar a lo grande. Porque, con el Sporting volcado, Rivillos (0-2), a puerta vacía, y Luan Muller (0-3), de portería a portería, les hicieron estallar de alegría. Otra vez, están a las puertas de lo imposible.

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