Mary Romero: “Entrenar y ser madre no es fácil, hay veces que te sientes mala madre”
La boxeadora murciana campeona de Europa participó en la segunda edición del Congreso Deporte en Positivo de AS en una charla sobre deporte y maternidad.
Ser madre y deportista de élite ha parecido, durante muchos años, un oxímoron. Tener un hijo suponía, para tantas y tantas mujeres, el punto y final a su carrera. Una contraprestación que parecía imposible eludir, un techo de cristal que no presentaba signos de poder romperse. Es por ello por lo que muchas deportistas decidían postergar su maternidad hasta el ocaso de su trayectoria en la competición.
Pero esa barrera fue derribada y ahí está Mary Romero para demostrarlo. La boxeadora murciana es, con su condición de tricampeona de Europa, una de las púgiles más laureadas de la geografía española. Una trayectoria trufada de éxitos en la que le han acompañado sus dos hijos quienes, por cierto, también son dos enamorados del ring. Abraham, el pequeño, ya es campeón de España a sus once años y Aarón, el mayor, peleará en un combate que formará parte de la misma velada a la que acudirá ella el próximo 21 de junio en Roma.
La segunda edición del Congreso Deporte en Positivo de AS tuvo la suerte de contar con Romero en una charla sobre deporte y maternidad. Una conversación que también contó con la presencia, como moderadora, de Laura Martín Sanjuan, periodista de AS en la sección de Actualidad. La púgil murciana empezó hablando de Aarón, quien irá con él a Roma dentro de unos días a pelear: “Verte encerrada en una habitación concentrada y saber que tu hijo se va a pegar antes… piensas que no sabes si has hecho bien o mal”. Una duda lógica de una madre, aunque no deja de ser una situación que se acepta con naturalidad en su casa: “Ellos lo han vivido desde siempre. Estaba embarazada y estaba entrenado. Lo tienen tan normalizado que lo único que me dicen es ‘mamá, pásalo bien, disfruta y a ganar’”.
Mary Romero sigue disfrutando a sus 39 primaveras de su pasión y asegura que todavía le quedan uno o dos años más compitiendo al máximo nivel. Su amor por el boxeo es inquebrantable, aunque no siempre ha sido fácil para ella: “Entreno cinco o seis horas diarias y ser madre no es fácil. Hay veces que te sientes mala madre. Antepones los entrenamientos a, por ejemplo, llevarles a los cumpleaños. Me acuerdo de que fui a acostar un día a mi hijo y me dijo: ‘mamá, ¿cuándo vas a ser una mamá normal?’“.
“Miro atrás y veo que tuve a mi primer hijo. Cuando lo tuve, un hombre me dijo que no pelearía más, porque ser madre me iba a quitar todo. Y yo dije ‘no, yo no voy a ser esa, yo no quiero eso, quiero seguir con mi carrera. Y me fui con la Selección y seguí mi carrera. Tenía la voz de ese hombre. Sin el apoyo de mi familia, quizás no habría llegado. Sin la ayuda de mi marido, mi madre… sin ayuda, siendo mujer es muy difícil”.
Y es que la pasión familiar por el deporte allanó un camino que parecía lleno de baches sólo por ser mujer y madre. Contra eso se rebeló Mary, quien tampoco deja de lado a su hogar: “El hecho de ser madre lo tengo presente, mis hijos están súper bien organizados. Mucha gente se queda alucinando porque yo estoy pegándole al saco y ellos están en una esquina haciendo los deberes. Es un esfuerzo de todos. Eso te hace algunas veces sentirte mal, pero ellos están felices y haciendo deporte”.
Esa idea, la de ser madre sin tener que renunciar a su pasión, la quiere inculcar Romero a las generaciones venideras. En especial, a las niñas: “Yo creo que las niñas se ven reflejadas en ti en el sentido de que ellas pueden, que no es un deporte de chicos. El sentirte como un ejemplo es algo grande. Yo siempre iré a colegios a dar charlas para hacerles ver a esas chicas que pueden practicar deportes de hombres. Y también a hacérselo ver a sus padres”. Mary Romero, además de recolectar éxitos deportivos, también quiere mostrar al mundo que ser madre no tiene por qué significar renunciar a la competición. Sus hijos, a los que ha inculcado el amor por el boxeo, bien lo saben.
As Deporte en Positivo es un proyecto de compromiso social que fomenta los valores asociados intrínsicamente al deporte tales como el respeto, la equidad, la inclusión, la humildad, la disciplina o la diversidad. Frente a la crispación y al ruido que tan presentes están en la actualidad deportiva en los últimos tiempos, esta iniciativa recuerda que más allá de los goles, las canastas y los récords, el deporte tiene un gran potencial como elemento transformador de la sociedad.
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