Análisis de The Midnight Walk, sumérgete en un aterrador mundo VR al estilo Tim Burton

Con la premisa de sumergirnos en un universo al más puro estilo Tim Burton –la inspiración en películas como ‘Pesadilla antes de Navidad’ o ‘La novia cadáver’ es evidente–, los suecos MoonHood, estudio formado por los creadores de Lost in Random, han completado una aventura de terror en primera persona, oscura y decadente, ambientada en un mundo que parece hecho de arcilla de corte stop motion. Así de peculiar e inquietante es este nuevo videojuego conocido como The Midnight Walk, uno de los que más llamó la atención del State of Play del pasado mes de febrero y que finalmente tenemos entre manos. Veamos en nuestro análisis si este paseo de medianoche logra llamar la atención de los amantes de esta estética y de esta forma tan particular de contar historias, ya sea en formato tradicional o a través de la realidad virtual de Steam VR o PS VR 2.

Un cuento de niños por y para adultos

The Midnight Walk nos pone en la piel de ‘The Burnt One’ o ‘El Quemado’ desde una perspectiva en primera persona de lo más sugerente, del que solo veremos sus demacradas manos. Viajamos en compañía de ‘Potboy‘, una especie de portavelas de cerámica con aspecto de taza responsable de llevar una llama de fuego esencial para nuestra supervivencia en tan oscuro y amenazante entorno, sacado de las más oscuras pesadillas de sus creadores. Nuestra misión es acompañar a este pequeño ser hasta la cima del Monte de la Luna para así devolver la luz a este mundo sumido en la más tenebrosa oscuridad.

Durante nuestro periplo nos encontraremos con otros compañeros de viaje, tales como ‘Housie‘, una pequeña cabaña con patas que hará las veces de inventario y, a su vez, refugio portátil. Esta es la premisa de The Midnight Walk a través de una historia sencilla pero efectiva, dividida en diferentes capítulos que conforman una suerte de cuento, donde cada uno de estos episodios nos llevará a lugares distintos habitados por seres diferentes, a cada cual más sorprendente e inquietante. Desde luego, la dirección artística de The Midnight Walk nos lleva a pensar en los geniales Little Nightmares, aunque esta vez desde un punto de vista en primera persona con el añadido de la realidad virtual como gran reclamo.

El fuego es el gran elemento común de esta historia que sirve de nexo entre los diferentes episodios de la aventura, tanto para crear un creciente vínculo con nuestro compañero de viaje como para dar luz y esperanza a este universo sumido en la tristeza, la oscuridad y, por qué no decirlo, el mal. Y su especial diseño artístico tiene mucho que decir en la forma cómo transmite esa sensación de constante de melancolía y aflicción que inunda todo a nuestro alrededor. Un efecto potenciado, y de qué manera, a través de la realidad virtual; ver a todos estos personajes y monstruos de arcilla, que parecen modelados a mano, moverse en stop motion es, ante todo, el principal motivo que hace este juego tan especial.

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Algunas estampas que propone el título son alucinantes, con un trabajo a nivel de arte verdaderamente asombroso, algo que se ve incluso aún más potenciado tanto por las interpretaciones de los diferentes personajes con los que interactuaremos como por la banda sonora, completamente cautivadora. Un efecto aún más sugerente si jugamos en modo de realidad virtual en lugar de la vista tradicional en primera persona, ya que nos dará la sensación de movernos a través de un mundo totalmente hecho de arcilla, con sus propios habitantes. Eso sí, cabe mencionar que algunas mecánicas como abrir puertas o interactuar con otros elementos son algo más engorrosas en VR.

Un walking simulator con puzles aquí y allá

Tras quedarnos maravillados con la vertiente estética y artística de The Midnight Walk, ¿qué tiene por ofrecer lo nuevo de MoonHood a nivel jugable? Quizá es la parte más conservadora del conjunto, que no negativa. A grandes rasgos, estamos antes un walking simulator de los de toda la vida, con grandes dosis de terror a pesar de lo curioso y entrañable de algunos de sus personajes. Avanzamos en niveles lineales resolviendo algunos rompecabezas más atmosféricos que desafiantes y esquivando algunos monstruos que pretenden darnos caza; y poco más. Lo realmente satisfactorio de The Midnight Walk es dejarse llevar a través de lo que propone su peculiar narrativa.

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Principalmente, tendremos que encontrar varias velas con la ayuda de nuestro inseparable compañero para abrirnos paso mientras afrontamos zonas más enfocadas al sigilo, para así esquivar la atención de diferentes criaturas de lo más inquietantes. Desde luego, ver cómo se nos acerca un monstruo de este universo maldito desde el punto de vista de la realidad virtual es, cuanto menos, espectacular. Y aquí entra en juego la que es la mecánica más original del juego: parpadear. Así, si cerramos los ojos unos segundos se activarán una serie de mecánicas con las que interactuar, ya sea para localizar objetos especiales o activar ciertos elementos de nuestro entorno. Una función que resulta ideal en PS VR 2, ya que con el visor de realidad virtual de PS5 no será necesario pulsar ningún botón para hacerlo, ya que gracias a su eye tracking podremos parpadear de verdad para comprobar su efecto en el juego en tiempo real. Una auténtica pasada.

¿De pequeños no os daba la sensación de que cerrando los ojos nuestros miedos se esfumaban? Pues este es precisamente el efecto que han buscado en MoonHood; y vaya si lo han logrado. Como decimos, a nivel visual es una delicia, algo que se ve potenciado por una apartado gráfico más que competente, con juegos de luces muy llamativos y diseños de los más perturbadores, tanto de los personajes como de los propios entornos. Todo ello a través de una aventura que no nos durará más de cuatro o cinco horas, pero que se traducirá en un viaje único, especialmente si lo hacemos desde el punto de vista de la realidad virtual.

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