MotoGP | Miller

“Yamaha no estaba contenta con mi actitud”

“No sabía qué había hecho mal, pero nunca lo sabes cuando eres un idiota sarcástico”, argumenta un Miller, al que Pramac libró de quedarse fuera de MotoGP.

Jack Miller con los mecánicos del Pramac en el GP de Las Américas de MotoGP.
Jerome Miron
Carmen Ruiz
Mayo del 97. Es graduada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y realizó un Máster de Marketing y Comunicación en la UCAM. Aterrizó en AS en 2019 para hablar de motor. Y no fue casualidad. Tras cubrir su primer Dakar, puede asegurar que la arena no tiene nada que envidiarle al asfalto.
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Durante la temporada 2024 de MotoGP hubo mucho más en juego que un título Mundial. La categoría reina acababa un ciclo de contratos, que obligaba a los pilotos a asegurarse su permanencia en la parrilla. Y Jack Miller fue uno de los que tuvo que encontrar un nuevo asiento en la máxima cilindrada. El futuro del australiano era toda una incógnita, después de dos años junto a KTM que no ofrecían la posibilidad de ir a más. Porque a mitad de curso, la marca austriaca le dejó claro a su piloto que ya no contaban con él. La RC16 tendría nuevos dueños, así como otras tantas motos de la parrilla. Lo que puso límites a las opciones de Miller en un momento, donde el Pramac era el mejor destino posible. Pero Yamaha tenía la última palabra... y eso complicó todavía más el porvenir del australiano.

Viejo conocido del equipo de Paolo Campinoti, donde pasó tres cursos (del 2018 al 2020) y sumó un total de nueve podios (cinco en 2019 y cuatro en 2020), la historia era muy diferente para Miller de cara a 2025. Los diapasones relevaron a Ducati como nuevos socios del Pramac y “Yamaha no estaba contenta con mi actitud”, ite el australiano, en el podcast Gypsy Tales. Lo cual hacía que la opción de su equipo satélite estuviera cogida con pinzas. Jack buscó diferentes opciones para continuar en MotoGP y durante ese período de negociaciones, “la cosa pintaba mal”: “Intentaba averiguar qué estaba pasando, qué (asientos) había disponibles y quién estaba dispuesto a contratarme”. Pero las opciones eran limitadas.

Miller se lo acabó jugando todo a una carta, en medio de una partida donde Campinoti fue su comodín. Pues su continuidad en el Mundial dependía de que el dueño del Pramac, fuese capaz de convencer a Yamaha. Y finalmente, “Paolo básicamente me salvó”. El australiano tiene la certeza de que el directivo italiano es el responsable de que él continúe su carrera como piloto de MotoGP. Pero las dudas son mayores cuando intenta averiguar de dónde nace el rechazo por parte de los diapasones: “Dije algunas cosas que no debía haber dicho, como que era un imbécil. Siendo yo mismo; sarcástico. Era algo que podría haberse solucionado fácilmente y finalmente lo fue. Pero no sabía que (su sarcasmo) era un problema. Ni qué había hecho mal; pero nunca lo sabes cuando eres un idiota sarcástico”.

“A veces me disparo en el pie”

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La personalidad de Miller le condenó ante la sobriedad de Iwata. Pero el australiano siempre quiso dejar claro lo más importante: “A veces me disparo en el pie, pero cuando se trata de mi trabajo soy extremadamente serio. Quiero dar lo mejor de mí cada vez que me subo a la moto, por eso Paolo me defendió y logró conseguir el objetivo”.

Jack quería demostrar que su compromiso con las carreras era incuestionable. Y paradójicamente, en este inicio de temporada lo ha hecho de la mejor manera posible: siendo el mejor representante de Yamaha en la general, después de tres grandes premios. Su quinta posición en Austin le metió en el top-10 dominado por Ducati, donde él es una de las pocas excepciones a la moto italiana. Y también un halo de esperanza para los diapasones, en medio de su recuperación: “Nunca he visto un fabricante más comprometido con volver a la cima”.

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