Araújo hace caer al Barcelona


Con grandeza y una dignidad irreprochable, el Barça cayó en una eliminatoria para la historia que también hizo justicia a un Inter que no es un cualquiera. El equipo de Flick había escrito una remontada impensable que luego dejó escapar a través de la tibieza y los errores de concepto de Araújo. Se pensaba toda la temporada que el Barça firmaría su sentencia en Europa por esa manera extremista de defender, pero lo que le dejó en la cuneta fue la falta de contundencia del uruguayo en el área propia. Araújo es un elemento de confusión en un equipo con una identidad tan definida, que solo se puede recriminar sus concesiones atrás y una gestión más eficiente de los últimos minutos.
Flick no tenía a sus dos laterales de postín, pero no desvistió el centro de la zaga en una decisión repleta de naturalidad. Jugaron Eric y Gerard Martín, con sus errores este último también, y se lo correspondieron. Aun así, el Barça no empezó nada bien. Equívoco con la pelota, no tuvo el control de la escena. La presión hombre a hombre de Inzaghi desarregló su salida, y ahí aparecieron las fisuras. Descuidado y contrariado con la agresividad local, incurrió en pérdidas dolorosas en su propio campo. Dos, la de Olmo y la de Gerard Martín, acabaron en los goles del Inter, que como en la ida hizo daño a través de las disputas de Thuram con los centrales y la transición a partir del rechace. En esa primera parte, a Flick le fallaron los intérpretes. Olmo, Raphinha y Ferran restaron, y el Barça se desajustó en los retornos y aflojó demasiado sus líneas. Bastoni sacó al Inter de atrás, además de estar atentísimo en las ayudas sobre Lamine.
Fueron Gerard Martín y Eric Garcia los que levantaron al Barça. El gol antecedió al juego, pero a partir de ahí sí que domó al Inter y añadió claridad a su partitura. Pedri asumió los galones, Olmo empezó a aparecer entre líneas y Lamine se desató en el uno contra uno. El Inter se quedó en la penumbra, incapaz de encontrar a Thuram y Lautaro. Fruto de su empuje, el Barça transformó por completo el guion. Se entregó a su rutina de juego, con volumen por dentro y por fuera, que le permitió girar el resultado y aproximarse a la orilla de la gloria. Pero el poste y Sommer negaron la sentencia de Lamine y Araújo, otra vez Araújo, abrió la puerta del inicio del milagro interista a Acerbi. En el trance decisivo, como ya había sucedido en Champions anteriores, el uruguayo fue una condena para el Barça. Si se supone que el área es su principal fortaleza, cómo será su debe.
Ganó el Inter y perdió el Barça, pero sobre todo triunfó el fútbol. Fue un pulso bellísimo y memorable, jugado con orgullo por el vencedor y el caído. En cualquier caso, seguro que el Barça superará la decepción después de recuperar con Flick su esencia original. La revolución es jugar bien al fútbol y también la apuesta por la coherencia y la lógica en estos tiempos tan cambiantes. Eso le volverá a llevar al éxito. Puestos a perder, uno desea hacerlo como el Barça.
La defensa del área

Araújo está todo el tiempo por detrás y mal perfilado en su duelo particular con Acerbi que terminó en el 3-3.
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