OPINIÓN

Athletic Club de Bilbao, con una sola voz

Athletic Club de Bilbao, con una sola voz
Vincent West
Alfredo Relaño
Actualizado a

En San Mamés se venía sufriendo desde hace meses una especie de conflicto familiar, nacido de los modos de la grada de animación, muy desagradables para la gran mayoría, incluida la directiva, que se enfrentó a ellos. Mala cosa ante una ocasión tan decisiva como la visita de la Roma, con el dichoso gol de Shomurodov en la mochila. Por fortuna, después de un intercambio de comunicados y un que sí que no, la grada de animación aparcó su postura borroka y el estadio resonó como una sola voz. Fue lo que requería la ocasión, una noche europea con la perspectiva de unos cuartos ante el Glasgow Rangers y, al fondo, una soñada final en San Mamés.

El partido tomó buen cariz con la expulsión de Hummels, un veterano sabio que se equivocó ante la presión de Maroan, un delantero basto pero insistente, que con esa sola acción ya justificaba su presencia. La Roma se empaquetó atrás y el Athletic atacó y atacó, con afán pero sin ideas, colgando balones que el ‘catenaccio’ del viejo Ranieri repelía sin despeinarse. Una gran jugada de Nico Williams acabó en el poste, lástima, pero justo al borde del descanso llegó el tan deseado gol, en uno de tantos centros que Maroan rozó, Mancini acarició con la chepa y Nico Williams remachó en el segundo palo, con rebote en Angeliño. Gol sufrido y merecidísimo.

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Once contra diez, enjugada la diferencia y con la Roma obligado a moverse algo y con el estadio animando incesantemente, sólo podía pasar lo que pasó. El Athletic, lanzado, consiguió el segundo pronto, en un córner magníficamente rematado por Berchiche, y con la Roma ya definitivamente obligada a jugar por todo el campo Nico Williams puso el broche con un gol de antología. El esfuerzo final de la Roma dejó, a riesgo de encajar varias veces el cuarto, el premio del gol de la honrilla, en un penalti cedido por despiste de un Athletic que se desordenó sin necesidad a la vista del premio. Al final, clamor de unión y felicidad de todo el estadio, tras una noche grande de verdad.

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