OPINIÓN | JUAN GUTIÉRREZ

El Tour se frota las manos

El recorrido de 2024 incorpora ingredientes para fomentar el espectáculo, de principio a fin, en la esperada batalla entre Vingegaard, Pogacar, Roglic y Evenepoel.

Jonas Vingegaard, ganador de las dos últimas ediciones del Tour de Francia, y Christian Prudhomme, director de la carrera, posan delante del mapa del recorrido de 2024.
STEPHANIE LECOCQ
Juan Gutiérrez
Subdirector de polideportivo. Ha desarrollado toda su carrera en AS desde 1991. Cubrió dos Juegos Olímpicos, siete Mundiales de ciclismo y uno de esquí, 12 veces el Tour y la Vuelta, seis el Giro… En 2007 fue nombrado jefe de Más Deporte, puesto que ocupó hasta 2017, cuando ascendió a subdirector en las áreas de Motor, Baloncesto y Más Deporte.
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El deporte desprende tanta magia, que incluso un evento centenario como el Tour de Francia puede ofrecer novedades. Siempre es posible una primera vez. Por ejemplo, para salir desde Italia, que había sido país de paso, pero nunca había lanzado la carrera. O para terminar fuera de París, en concreto en Niza, algo que no había ocurrido en sus 110 ediciones anteriores. Por medio hay otras singularidades, como la aparición del Galibier en la cuarta etapa. Nunca se había subido un coloso de estas características tan temprano. Un riesgo que asume el organizador como una invitación al espectáculo de principio a fin. El espíritu inquieto y combativo de los nuevos campeones permite esos alardes.

El duelo entre Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar dejó tan buen sabor de boca en 2023, que al día siguiente ya tachábamos las fechas para su reedición. El cuarto pulso entre ambos, con 2-1 a favor del danés, se escenificará en 2024, pero el teatro ha incorporado a otros dos actores principales: Remco Evenepoel, que debutará en el Tour, y Primoz Roglic, que ha fichado por el Bora para asaltar la Grande Boucle como líder solitario. No será una batalla a dos, sino a cuatro. A no ser que Carlos Rodríguez, recién renovado por Ineos, progrese hasta completar el repóquer.

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El Tour se frota las manos. Y por eso ha añadido ingredientes para todos, en un recorrido peculiar, diferente, pero con grandes posibilidades de mantener la tensión hasta el final. Seguramente, Evenepoel se estará relamiendo con los 59 kilómetros de crono; y Pogacar, con los 32 kilómetros de gravel; y Vingegaard, con las seis cimas por encima de los 2.000 metros; y Roglic, con las cuatro llegadas en alto y las dos en repecho… O incluso Mark Cavendish, con ocho etapas llanas para intentar batir a Eddy Merckx al esprint. Niza pondrá el broche al festival con una contrarreloj, que no clausura el Tour desde que Greg LeMond volteó a Laurent Fignon en 1989. El ciclismo sueña con un desenlace similar… Con emoción hasta el cierre. No la descarten.

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