Giráldez te dice lo que va a pasar y sucede
El técnico porriñés se doctora en su primera temporada completa en la élite. Ha construido un grupo que cree ciegamente en su idea de juego.
La semana pasada estuve entrevistando a Borja Iglesias y al acabar nos quedamos un rato charlando de fútbol, lejos de la formalidad que siempre da la presencia de una grabadora. Le pregunté por Giráldez y me quedé con una frase: “Te dice lo que va a pasar y sucede”. Por eso, cuando ayer anunciaron que íbamos a escuchar la charla del porriñés durante la pausa de hidratación, puse el volumen a tope. No había tiempo para muchas instrucciones, pero dio una que me llamó poderosamente la atención. “Entra Pablo, buscadle al espacio porque Duarte está muerto”. Me quedé con la copla porque yo no había percibido eso por televisión y sonreí cuando vi que Durán echaba a correr a la espalda de Duarte para provocar la expulsión del portugués.
Giráldez ha conseguido tantas cosas en tan poco tiempo que es difícil hacer una lista. El estilo, la cantera, el mensaje, las remontadas, las rotaciones, el estudio del rival, los cambios... El Giraldismo da para escribir un libro. Pero yo quiero destacar un logro que va más allá de la pizarra. Y es que Giráldez ha conseguido eliminar el miedo, una sensación siempre tan presente entre el celtismo. Empezó por el vestuario y lo ha trasladado a la grada. Los jugadores ya no tienen miedo al fracaso, por mucho que empiecen perdiendo por mucho que fallen un pase o un regate. Confían plenamente en sus cualidades, sin complejos. Y la afición no tira la toalla aunque vaya perdiendo 3-0 en el Bernabéu, sabe que su equipo siempre da la cara.
Empecé a seguir al Celta en los noventa siendo un niño. Tengo en la memoria el ascenso contra el Sestao en Balaídos, la final de Copa perdida en el Calderón por penaltis, la época dorada del EuroCelta de Mostovoi, la final de la Cartuja, el año de Champions... No recuerdo al celtismo tan entregado como ahora. Y creo saber por qué. Porque ahora la afición no celebra ascensos, no celebra finales de Copa ni celebra clasificaciones para Europa. Celebra que ya no tiene miedo, que está orgulloso de su equipo incluso en la derrota. O quizás más todavía en la derrota.
El celtismo celebra que su equipo levanta iración allá por donde va con su estilo de juego. Celebra que los chavales de A Madroa son un referente. Celebra que los de fuera se sienten de Teis. Y, sobre todo, celebra que Aspas está más vivo que nunca. Su gol en el Coliseum aumentó la alegría de todos los celtistas. Y también de los que no lo son. Porque es una leyenda viva de la Liga, un jugador único que se merece otro baile en Europa. Giráldez ya le había dicho que iba a marcar el gol de la clasificación porque es un elegido. Te dice lo que va a pasar y sucede.
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