Lewandowski y la teoría Xavi
A finales de la temporada pasada, en medio del maremágnum del adiós en diferido de Xavi, su marcha atrás, la noche del sushi y el anuncio de su continuidad, y los malos rollos después de la derrota en Girona y su destitución final, circuló que uno de las pocas cosas que tenía claras el entrenador era que no se podía construir un Barça grande con un delantero de 36 años. Un ejercicio de honestidad estaría bien aquí. No sólo lo pensaba Xavi, también un amplísimo porcentaje de aficionados, expertos y periodistas, que relacionaron la continuidad de Lewandowski con el fichaje de Hansi Flick porque compartían agente, Pini Zahavi.
Lo que saben menos es que, ya en el verano, Flick tuvo dos conversaciones muy serias con jugadores que, en principio, debían ser sus líderes y, además, sus manos derechas y consejeros en el vestuario. La primera charla fue con Gündogan. Le dijo con todo el cariño del mundo que, en el Barça que él imaginaba, no le veía porque no iba a alcanzar el mismo nivel de intensidad en la presión que Fermín, Gavi, Olmo o cualquiera de los mediapuntas que tenía en la cabeza.
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El segundo cara a cara fue con Lewandowski. Le avanzó que iba a matizar algo el dibujo para que no fuera el primer jugador en la presión, pero que si no corría estaba fuera aunque le costase un disgusto con Zahavi. También le recordó que él ya no era la estrella del equipo; y que sería recomendable llevarse bien con Lamine. Todo eso sale a luz hoy. 40 goles esta temporada. Lewandowski ha desmentido la teoría Xavi. Y a todos los que pensaron (pensamos) que ya no podía abanderar al Barça.
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