Mala noche, pero nada irreparable
Salió mal la jornada europea para los españoles que pelean en el segundo y tercer escalón. Dos empates en casa y una derrota fuera, esta cruel, al límite del tiempo añadido, al límite del fuera de juego también, tanto que le siguió una revisión de VAR para vivir esperanza defraudada. Valió y fue 2-1 para la Roma. Mal resultado pero un partidazo, al menos eso nos quedamos. Intenso y serio, con un Athletic que dio la cara ante una Roma duro, bien colocado por el viejo y sabio Claudio Ranieri, que la víspera llenó de elogios al Athletic por su singularidad, pero, lo cortés no quita lo valiente, ayer le cerró los caminos.
A estas alturas ya es fácil encontrarse buenos equipos y la Roma lo es, con la perla de Dybala para dar brillo a un grupo compacto. Pero no hay queja con el Athletic y un gol no es un muro que no se pueda saltar en San Mamés, aunque las presumibles bajas de Yeray y Vivian afean el panorama. Por su parte, la Real irá a Old Trafford sin ningún gol que defender, pero con el ánimo alto porque tras un mal primer tiempo acabó el partido apretando, en especial a partir del penalti convertido por Oyarzabal, que con 11 tantos se convierte en el máximo goleador europeo del equipo, por delante de Kovacevic y Satrústegui, ambos con diez.
Respecto al Betis, terminó el partido y me apenó un poco ver a Isco en la tele, fastidiado por el empate ante el Vitoria de Guimaraes. Realmente el Betis hizo para ganar el partido, pero el fútbol premia y castiga en las áreas, y al Vitoria le fue mejor en ese aspecto. Llegó poco, pero marcó dos goles. Me quedo de todas formas con el excelente juego de Isco, en esta espléndida madurez después de un largo bache del que le ha sacado Pellegrini. Apetece que siga el Betis, porque sí y para ver más veces a Isco en partidos de alto compromiso, e ilusiona ver que el Chelsea va por el otro lado del cuadro. Esa final es un ilusionante objetivo.
