Un noruego para la Fórmula 1 del atletismo
Jakob Ingebrigtsen ganó en Apeldoorn por tercera vez 1.500 y 3.000 en los Europeos bajo techo. Acumula 25 medallas internacionales.


Jakob Ingebrigtsen tiene su garaje en Sandnes (Noruega) lleno de coches de alta cilindrada. Un Lamborghini, un Porsche, varios Mercedes... Con ellos va a todas sus sesiones de entrenamiento cada día, de manera infalible. Nunca se pierde una desde que tenía cuatro años, cuando comenzó a correr asiduamente. A los 12 ya doblaba sesión y firmaba 100 kilómetros semanales. Como un profesional. Así se labró un corredor indestructible. Con sesiones en cinta, en la pista, incluso en el garaje de casa. Con 18 años ya era campeón de Europa de 1.500 y 5.000, algo que le gustó. Y aunque alguna vez no le apetezca, no se cuestiona nada. “Estar motivado o no es irrelevante, tengo una responsabilidad”, dice el noruego.
En Apeldoorn se llevó su tercer doble oro bajo techo. 1.500 y 3.000. El ‘milqui’ se lo llevó con muchísima facilidad el viernes. “Cuando empuja, no sabes si va rápido o no. Pero ves como van los de detrás y te das cuenta que va rapidísimo”, analiza Jorge González Amo, histórico corredor español de 1.500 en los años 60. El 1.500 es la distancia favorita de Ingebrigtsen. “Para mí es como la Fórmula 1 del atletismo desde que tengo memoria”, explica el escandinavo, que tenía este domingo la misión de ganar el 3.000, posiblemente la distancia que mejor se adapta a su perfil de mediofondista trabajado desde el fondo. Y arrasó con un parcial de 1.500 de 3:34 en la segunda parte de la carrera y un último kilómetro en 2:19.07. “No hay pruebas rápidas ni lentas, esto se trata de ganar”.
Un gesto elogiable de Ingebrigtsen es que se empeña en prestigiar todos los eventos. Salvo lesión y al contrario que otros rivales que no tienen la triple corona, Jakob acude a todo lo que propone el calendario: bajo techo, al aire libre, europeos, mundiales e incluso competiciones de campo a través. Eso, y su talento infinito, le permite acumular 25 medallas en grandes eventos internacionales. Una carrera que firmaría cualquier gran atleta, pero Ingebrigtsen tiene todavía mucho por delante a sus 24 años.

El noruego tiene un método de trabajo basado en el doble umbral y está supervisado por su hermano Henrik después de que rompiera con su padre tras un desagradable capítulo. Mucho trabajo, sin ritmos demasiados altos para lo fuerte que después compite, pero unas sesiones con mucha profundidad. Tienen interval de 400, rodajes, umbrales, cuestas...
Ingebrigtsen preparó todo esto durante el invierno en España, en de Sierra Nevada. Allí tiene su segunda casa para huir de los duros inviernos de Noruega, y buscando los beneficios de los 2300 metros de altitud del Centro de Alto Rendimiento. Ese trabajo se plasmó en el repleto Omnisport Arena de Apeldoorn. “No hay nada como acelerar fuerte, empujar y ver cómo tus piernas responden”, sentenciaba con una sonrisa Jakob. Ahora regresará a casa, a ver su colección de coches, porque falta uno en el garaje: Jakob Ingebrigtsen, el bólido nórdico para la Fórmula 1 del atletismo.
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