OPINIÓN

Vingegaard es más que un Tour

El líder del Jumbo sigue sin tener el carisma de otros colegas de pelotón, eso tiene difícil remedio, pero esta temporada no hay nada que reprochar a su ambición.

Jonas Vingegaard celebra su victoria en la séptima etapa del Critérium del Dauphiné en la Croix de Fer.
ANNE-CHRISTINE POUJOULAT | AFP
Juan Gutiérrez
Subdirector de polideportivo. Ha desarrollado toda su carrera en AS desde 1991. Cubrió dos Juegos Olímpicos, siete Mundiales de ciclismo y uno de esquí, 12 veces el Tour y la Vuelta, seis el Giro… En 2007 fue nombrado jefe de Más Deporte, puesto que ocupó hasta 2017, cuando ascendió a subdirector en las áreas de Motor, Baloncesto y Más Deporte.
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Jonas Vingegaard, rodeado de un poderoso Jumbo, tumbó en el último Tour de Francia a Tadej Pogacar, el doble campeón en París, número uno del pelotón actual. La gesta, que por sí misma justificaría una temporada, no fue valorada en tan alta dimensión. Un ejemplo de ello es que en las votaciones del Vélo d’Or, emitidas por un jurado internacional de periodistas, el ciclista danés no terminó entre los tres más destacados de 2022. Ese podio lo ocuparon Remco Evenepoel, el propio Pogacar y Wout van Aert. El primero de ellos ni siquiera corrió el Tour, ni tiene intención de hacerlo este año. En el ciclismo de hoy, el aficionado no sólo premia las victorias, sino también cómo se conquistan. Evenepoel, Pogacar y Van Aert gustan de acompañar de espectáculo cada éxito. Además, lo hacen a lo largo de todo el curso, en escenarios muy diversos. Ya no se lleva aquello de preparar únicamente el Tour. Hay otros mundos.

A Vingegaard le penalizó mucho no prodigarse más en el calendario, ni brindar exhibiciones para el recuerdo, pero tanto su equipo, como él mismo, tomaron buena nota de aquello. El Vingegaard 2023 es un corredor radicalmente diferente, que no lo ha apostado todo al Tour, aunque obviamente es su desafío principal. Hasta la fecha, el danés lleva acumuladas 11 victorias, sólo una menos que Pogacar, repartidas así: el Dauphiné, más dos etapas; la Itzulia, más tres etapas, y O Camiño, más otras tres. Su triunfo de la pasada semana en la ronda sa del Delfinado ha servido a la vez de termómetro para calibrar su aproximación a la defensa de su título en la Grande Boucle. Sus victorias, además, han llegado con un ciclismo de ataque, sin especulaciones. El danés sigue sin tener el carisma de otros colegas de pelotón, eso tiene difícil remedio, pero esta temporada no hay nada que reprochar a su ambición. Vingegaard está demostrando que es mucho más que un Tour.

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