El baño bético en la grada no se tradujo en el terreno de juego, donde se demostró que si llegar a una final ya es difícil, ganarla son palabras mayores.

PorJosé María López

La estrella inglesa le robó la magia a Isco para hacer suyos tanto los segundos 45 minutos como la final de Breslavia.

PorPablo Montaño

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