Sinner sobrevive a Paul para retar a Alcaraz en la final
El italiano, después de sufrir un serio correctivo en el primer set y con algún problema físico, se mete en la final de Roma por primera vez. El domingo, frente al español.

Después de la victoria de Carlos Alcaraz sobre Lorenzo Musetti, el Masters 1.000 de Roma se empezó a relamer con una final en el horizonte que enfrentara al español y a su gran rival, Jannik Sinner. Finalmente la habrá, aunque para ello el número uno del mundo tuvo que dejar atrás un susto gordo, tenístico y físico (se dolió del muslo y habrá que ver cómo se encuentra), para remontar a Tommy Paul (1-6 6-0 y 6-3 en 1h43). El italiano, que a sus 23 años disputará el duelo por el título en el Foro Itálico por primera vez en su carrera, se medirá el domingo (17:00, M+) con el español en la tercera final entre ambos, la primera en un gran escenario: la del ATP 250 de Umag 2022 fue para Jannik, mientras que la del ATP 500 de Pekín de 2024 se la adjudicó Carlitos en la que es, hasta esta fecha, la última derrota de un Sinner que suma ya 26 triunfos consecutivos. El balance general entre el de San Cándido y el de El Palmar es de 6-4 favorable a Alcaraz, siendo el duelo en la capital china el último que jugaron hace ya más de seis meses.
Al igual que para Alcaraz, la del domingo también será la 25ª final en la carrera de Sinner (balance de 19-5), aunque es tan solo su segunda sobre tierra batida (la de Umag 2022 fue, precisamente, la otra). Jannik accedió este viernes a su séptima final de la categoría de oro de la ATP (4-2), la primera desde Shanghái 2024, y, por tercera vez en los cuatro Masters 1.000 que se han celebrado este curso, dos jugadores nacidos en este siglo serán los protagonistas. El cambio de guardia en el circuito es una evidencia, y Sinner y Alcaraz son los líderes de esta revolución, por lo que el duelo por el título es inmejorable. “Estoy feliz por estar en mi primera final aquí. Si quiero ganar el domingo, tengo que jugar mi mejor tenis, Carlos ha jugado increíble hoy. Veremos lo que pasa”, advirtió el pelirrojo.
Sin embargo, alcanzar la final no fue un paseo de rosas para Sinner, que venía de dejar a todo el planeta con la boca abierta después de su soberbia exhibición frente a Casper Ruud en cuartos de final. Preocupan, sobre todo, las molestias y la ligera cojera que mostró en el tercer set, el cual fue capaz de atar gracias a varios regalos de Paul. Puede que sea algo más serio o que, simplemente, se trate de que antes de este torneo estuvo parado 104 días. Sea como sea, al propio Jannik no le preocupa demasiado. “En la tercera ronda tuve una ampolla en el pie que no me ha permitido moverme muy bien a veces, hoy lo he sentido más que ayer, y está conectado con ello. La pierna no me preocupa, está un poco tensa, pero es normal, solo tengo que tener cuidado con la ampolla. Pero no hay excusas. Con la adrenalina y la energía del domingo, no estoy preocupado por ello”, dijo. También se mostró humano en el primer parcial, en el que recibió un serio correctivo del estadounidense, de 27 años y 12º del mundo, que con un nivel aplastante fue capaz de silenciar al Foro Itálico.
Desde el inicio de la pasada temporada, el transalpino solo había recibido un 6-1, en cuartos de final del US Open a manos de Daniil Medvedev, y un valiente Paul apenas necesitó 28 minutos para replicarlo. Difícil de explicar esta manga, en la que Sinner solo metió dos ganadores (acabaron siendo 17) y cometió 13 errores no forzados (32 en todo el encuentro por 36 de Paul), sobre todo por lo que vino después. Despertó la bestia, el robot que pasa por encima de sus rivales sin piedad, y, aunque media hora tarde, Jannik llegó a tiempo a la semifinal. “He intentado seguir ahí mentalmente. Hoy las condiciones eran muy distintas, hacía más frío, la bola es más pesada y he sufrido con eso un poco. Me hizo un break enseguida, eso fue un puñetazo en mi cara de primeras. Pero intenté seguir ahí, ganar ese juego para mí en el primer set fue importante para mí. El tenis puede cambiar rápidamente. Hoy lo he mostrado, cada momento es crucial”, analizó el ganador de tres Grand Slams.
El de San Cándido pudo por fin dominar desde línea de fondo, el revés empezó a correr y las equivocaciones prácticamente desaparecieron, y en otro abrir y cerrar de ojos le colocó un rosco al norteamericano, una rara avis porque, a diferencia de la gran mayoría de sus compatriotas, se crio en Carolina del Norte jugando en pistas de tierra batida. No pudo, eso sí, romper una barrera de un tamaño reseñable: para encontrar a un estadounidense en una final de Masters 1.000 sobre polvo de ladrillo hay que retrotraerse a 2002, cuando Andre Agassi lo hizo en la de Roma.
La búsqueda de ángulos le salió bien a Sinner, que hizo borrón y cuenta nueva de una manera encomiable. Mantuvo esa inercia en el set definitivo, en el que un temprano break hizo que su parcial llegase a ser de 9-0. Con todo de cara, saltó la alarma porque fueron varios los resbalones los que tuvo Jannik, que en varios de ellos se echó la mano a la pierna derecha e incluso caminó con algo de cojera. Lo vio Paul y se fue a por un break que parecía darle una nueva vida, pero fue el nacido en Nueva Jersey quien se encargó de enterrar sus propias opciones entregándole a su rival un quiebre repleto de equivocaciones. Resopló Sinner, para el que pintaban bastos después del primer set y que, si ciertamente no fue capaz de replicar el nivel que tuvo ante Ruud (lo raro es que hubiese sido capaz de igualarlo), sí que tuvo el temple necesario para calmar la tempestad y hacer lo solo sabe hacer desde octubre de 2024 (dejando a un lado su sanción de tres meses): ganar. Por primera vez en la final de casa, el héroe local lanza el reto a Alcaraz en el mejor duelo por el título posible.
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