Un reconocido dietista pone la cruz a los lácteos desnatados y rompe el mito de los carbohidratos por la noche
Asegura que las diferencias entre ambas son mínimas, además de explicar que la elección de grasas es más importante que el momento de su consumo.


La alimentación es uno de los aspectos de nuestra vida más susceptibles de ser objeto de mitos y creencias que, por su alcance a nivel público, terminan siendo consideradas como verdad. Muchos aseguran que incorporar carbohidratos a la hora de cenar provoca un aumento de peso y que la leche desnatada es más saludable que la leche entera… suposiciones que muchos han aceptado, y que no puede estar más lejos de la realidad.
Aitor Sánchez, conocido dietista y nutricionista, ha dado su opinión al respecto, posicionándose en contra de estas afirmaciones, ya que asegura que “la recomendación de sustituir los lácteos enteros por su versión desnatada remonta a 30 o 40 años, a la época de demonización de las grasas”.
Cabe destacar que, pese a que la leche desnatada contiene tres gramos menos de grasa por cada 100 mililitros que la entera, se trata de una diferencia ínfima, tal y como explica Aitor: “la reducción es muy mínima, casi negligible. Son cantidades sin incidencia en el total diario”.
La principal diferencia existente entre la leche desnatada y la entera no está relacionada con la pérdida de peso, sino con “una reducción importante de la palatabilidad y sabor” de los productos. Además, la opción desnatada presenta una capacidad saciante mucho menor si la comparamos con la leche entera, algo que a lo largo de un día puede ser perjudicial para nosotros: puede hacernos picar entre horas o darnos algunos atracones.
Las grasas en la cena no son malas: hay que saber elegir
Otro mito que Aitor ha querido desmontar es el relacionado con el consumo de grasas a la hora de cenar. Muchos creen que hay que evitarlas, ya que provocan un aumento en el peso, pero la realidad es bien diferente. “Nuestro cuerpo almacena energía en forma de grasa cuando hacemos una ingesta excesiva. Es una manera de guardar reservas para el futuro”, afirma el nutricionista.
No obstante, pese a que dicha creencia no sea cierta, hay que tener cuidado a la hora de seleccionar las grasas que ingerimos, ya que no todas son igual de beneficiosas. Las más saludables son aquellas que se encuentran presentes en pescados azules (salmón, sardina y boquerón), aguacate, chocolate puro, frutos secos, queso fresco, huevo o el aceite de oliva virgen extra, entre muchos otros.
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