El actor con un gran parecido al papa que confirmó una experiencia “espiritual” mientras lo interpretaba: “Sentí que me hablaba”
Jonathan Pryce se sintió conmovido tras dar vida a Jorge Mario Bergoglio, Francisco I, en ‘Los dos papas’ (Netflix).
El papa Francisco I, cuyos restos ya descansan en Santa María la Mayor, dejó una profunda huella en aquellos que tuvieron la suerte de acercarse a él o compartir momentos de unión con el pontífice. Como es el caso del actor Jonathan Pryce, quien dio vida a Jorge Mario Bergoglio en la película Los dos papas.
La cinta de Netflix explora la relación entre los papas Benedicto XVI y Francisco I, dos de los líderes más poderosos detrás de los muros del Vaticano, quienes han de abordar sus propios pasados y las demandas del mundo moderno para forjar un nuevo camino para la Iglesia católica. En esta, Anthony Hopkins interpreta al alemán Joseph Alois Ratzinger, y el galés se mete en la piel del argentino.
Una experiencia que dejó a Jonathan Pryce atónito y de la que nació una profunda iración por Francisco I: “Él fue el primer papa en mi vida y sentí que me hablaba. Lo veo como un líder mundial y un líder que hace un cambio en la sociedad. Es una figura inspiradora y las cosas que dice sobre el medio ambiente, sobre la economía, sobre la manera en que debemos vivir nuestras vidas son muy importantes”.
Su legado
Aparte del éxito del filme de Fernando Meirelles, Pryce destacó el acercamiento que sintió con Francisco I tras rodar esa película: “Calzar los zapatos ortopédicos, empolvados y desgastados del arzobispo Bergoglio fue un acto simbólico que me ayudó a entender su caminar junto a los más pobres. Ha sido una de las experiencias más significativas de mi carrera, y quizás de mi vida. Me siento inspirado por él”, dijo el actor, educado en la Iglesia protestante.
“Esencialmente, soy cristiano, pero dejé la religión en la adolescencia”, explicó el actor, quien recibió la bendición de un curo mientras grababan en Buenos Aires (Argentina): “El sacerdote que había estado trabajando con nosotros había conocido a Bergoglio en Buenos Aires, había trabajado con él y vino a despedirse de mí. Me preguntó si me importaría que me diera la bendición. Yo no la había recibido desde que fui bautizado de bebé y eso me pareció una experiencia emotiva y bastante conmovedora”, contó.
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