El día que Salma Hayek quiso invitar a una botella de vino al papa Francisco: “No sé si le puedo mandar...”

Desde que el papa Francisco cerrase los ojos para siempre el pasado lunes 21 de abril no han dejado de brotar historias y anécdotas en torno al difunto pontífice que ayudan a confeccionar el retrato completo de un líder espiritual humano, con sus debilidades e inquietudes, que hizo de la transparencia una norma en el Vaticano.

Quizá la virtud radica en que logró hacerlo desde la naturalidad, elemento que brillaba sobremanera en los encuentros y audiencias que mantenía con todo tipo de personalidades. Así se vio, por ejemplo, en el que tuvo con Salma Hayek. La actriz mexicana mencionó en una ocasión al pontífice que su marido, François-Henri Pinault, era su tocayo; y fruto de esta ocurrencia brotó en su cabeza una idea en forma de propuesta.

“No sé si le puedo mandar... Mi marido es dueño de un vino que se llama Chateau Latour que es uno de los mejores del mundo”, dejó caer, a lo que Francisco I comenzó a reír señalando en tono cercano que había hecho “propaganda”. “No sé si le puedo mandar el vino o no”, se interesó la intérprete, a lo que alguien allí presente vociferó: “¿Cómo que no? ¿Cómo se le va a decir que no a un vino?“.

Presencia española en las bodegas del Vaticano

Lo cierto es que, de haber aceptado dicha propuesta, no sería el primer vino que entra en el Vaticano por la puerta grande. Ya lo hizo y, hasta la fecha, lo ha seguido haciendo, uno de origen español: la bodega Heras Cordón de Fuenmayor es la única patria que cuenta con el certificado de proveedor oficial de la Santa Sede, amén de un acuerdo alcanzado con Juan Pablo II y renovado con Benedicto XVI y, finalmente, con Francisco I.

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Esta empresa vinícola destina más de 2.000 botellas al año al Vaticano de tinto y de La Rioja. Así ha sido durante un cuarto de siglo; tan solo la firma del próximo pontífice asegurará que así sea por más tiempo.

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