Famosos

El nutricionista Pablo Ojeda se rompe al hablar de su adicción al juego: “Vender un órgano era una idea perfecta”

La estrella de las redes sociales en materia alimenticia confesó en La Sexta sus problemas con el juego y sus coqueteos con la muerte.

El nutricionista Pablo Ojeda se rompe al hablar de su adicción al juego: “Vender un órgano era una idea perfecta”
Daniel Pérez G.
Nació en Madrid en 1998. Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la UC3M. Entró en Diario AS como becario de Actualidad en 2020, aunque también ha pasado por las secciones de Directos y Más Deporte cubriendo algún evento de ajedrez. Desde agosto de 2022 escribe en Tikitakas.
Actualizado a

Pablo Ojeda es una de las estrellas de la nutrición tanto en las redes sociales como en la televisión. El colaborador de ‘Más Vale Tarde’ acudió al programa este lunes, pero para contar una historia totalmente distinta a la que tiene acostumbrados a los espectadores. Ojeda presentaba su libro ‘Cuando me alimenté del juego’, un relato desesperado donde cuenta su relación con el juego y su ludopatía.  

La historia es tan cruda como la de muchas otras personas que padecen la misma enfermedad. Diez años de rehabilitación, problemas familiares e incluso coqueteos con la muerte. Una situación totalmente desesperada que empezó por “aburrimiento” con tan solo 22 años.  

“Soy ludópata. Me encantaría decirte otra cosa, pero es mi realidad. A mi madre no le gusta escucharlo, pero es la realidad. El día que me relaje, vuelvo a jugar. Lo único que aprendemos es a vivir sin jugar”, reflexionó antes de contar algunos episodios que ponen la piel de gallina a cualquiera que los escuche de su boca. 

Robar y vender el coche de su padre “para seguir jugando, porque tenía los bolsillos vacíos” mientras hacía creer que el responsable del hurto había sido un tercero, pedir dinero a su abuela o, todavía más crudo, tener incluso los billetes comprados para vender un riñón fueron algunas de las situaciones que vivió. “Me daban 60.000 euros y podía pagar todas mis deudas. Vender un órgano para tener liquidez era una idea perfecta. Llegué a comprar los billetes para irme”, relató.  

Incluso tenía apuntado todos los puentes debajo de los que podía dormir si, finalmente, se quedaba sin nada. “También los sitios donde te podían dar aseo y comida. En mi mente sabía que en algún momento esa circunstancia podía ocurrir”, expresó.  

Secuelas para siempre 

Años más tarde y tras pasar por una rehabilitación intensiva con ingreso incluido, la ludopatía todavía tiene consecuencias para él. “Si entro en un bar, me pongo de espaldas. No puedo ver las tragaperras. Para salir de la ludopatía tuve que cambiar todo. Amigos, ambientes... estuve seis años sin ir a un bar”.  

Noticias relacionadas

También hay lagunas de esa época. “Recuerdo que me estaba duchando con mi hija pequeña y mi mujer me dijo que hacía lo mismo con la mayor. Y en ese momento, que yo estaba en rehabilitación, no me acordaba. No tenía recuerdos de mi hija mayor por la mierda del juego”, describió.  

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí

Etiquetado en:

Comentarios
Normas

Rellene su nombre y apellidos para comentar

Tu opinión se publicará con nombres y apellidos