La Vela Puerca en Madrid: si hay que estar en la trinchera, que sea con La Vela en nuestros corazones
La Riviera se llenó para conmemorar los 30 años de vida de la mítica banda uruguaya. Tremenda fiesta del rock en medio de un espectacular ambiente.


No existe mejor forma de explicar lo vivido este martes con la visita de La Vela Puerca a Madrid que utilizando las palabras con las que Alejandro Piccone, ‘Ale’, definía al grupo en su entrevista exclusiva con AS del pasado lunes: “Amor por la amistad, la hermandad y las personas con las que compartimos esta vida”. Seguramente, cuando nos aventuramos a pasar algún mal trago o etapa fastuosa en la vida, tendemos a superarla rodeándonos de los nuestros, de los camaradas que nos llenan de vitamina el corazón y con los que nos sentimos más arropados y felices. Una comuna de almas y sentimientos ante cualquier adversidad. Todo eso se sintió en una sala a reventar para recibir a uno de los grupos más relevantes del rock Latinoamericano. Más de 2.000 personas encajonadas entre cuatro paredes a las que, durante dos horas, ningún infortunio de fuera les iba a importar lo más mínimo por un sólo segundo. Porque estaban con los suyos.
Es muy difícil encontrar una formación que arrastre tanto sentimiento de pertenencia como la Vela Puerca lo hace con sus fans. Uruguayos, argentinos, españoles y de donde quiera que vengan. Porque el “‘Vamo’, ‘vamo’ La Vela de mi corazón...” no es un grito cualquiera. Es un himno a la fraternidad comunera y a la catarsis colectiva, incluso antes de que suenen guitarras, baterías y trompetas. Ya se dejaba oír en los prolegómenos, entre balada y balada de Lu Ferreira, cantaurora invitada por la banda para amenizar la espera antes del comienzo del show junto al argentino Julián Amos. Su voz penetrante y desgarradora ayudó a cautivar el ambiente antes de la avalancha de rock que se avecinaba. Más tarde volvería a salir para compartir escenario junto a La Vela e interpretar ‘Mi Semilla’ en el ocaso del concierto.
Para entonces, apenas había habido tiempo de asimilar toda la descarga de adrenalina que se había vivido. La sala no paraba de brincar y aullar con cada tema, en una verdadera maratón de emociones sin ningún tipo de tregua, puesto que apenas hubo pausas. Ni para charlas entre la formación y el público, ni más descansos que el de rigor antes de las últimas cinco canciones. Salvo apenas algunas palabras de los dos vocalistas, los dos ‘Sebastianes’, Enano y Cebolla en un par de momentos, todo iba sucediendo rápidamente. Fue fiesta, alegría desenfrenada y mucho, mucho rock. Desde el comienzo con ‘El Viejo’, pasando por ‘Sobre la Sien’ o ‘Sin Avisar’.

Con ‘Clarobscuro’ vivimos el primer momento en el que el respetable se calmó ligeramente para centrarse en sentir la letra y acompañar a Enano en su interpretación. Fue un espejismo de paz. Todo volvió a su cauce frenético con ‘Buenas Mascotas’, ‘Polidoro’ y ‘Los Reyes de los Buzones’, para desembocar en uno de los momentos culmen de la noche con ‘Va a Escampar’. Para quienes observaban el concierto desde las alturas de los palcos era increíble presenciar los botes y los pogos organizados en el centro de la pista.
Y así, hasta un nuevo giro de guion hacia la lágrima con ‘Para no Verme Más’, y de nuevo levantar al público unos pocos temas después con ‘Colabore’. Imposible quedarse impasible ante tantísimo cariño en la sala con cada canción. Incluso aquellos (los pocos, muy pocos) que no parecían saberse las letras eran imbuidos por la locura general. Costó acabar, por tanto, para la banda, ya que nadie se movía de su sitio incluso después de ‘Llenos de Magia’, amago de tema de cierre, que sin embargo corrió a cargo de una versión de ‘José Sabía’ en solitario por parte de Enano.
A La Vela Puerca le quedan aún shows en Pamplona (8 de mayo) y Barcelona (10 de mayo) antes de abandonar nuestro país. A buen seguro, cuando celebren más cumpleaños, esa hermandad forjada a base de amor sincero y música les estará esperando en esa trinchera de cariño con ganas de más. Siempre. Porque han conseguido estar en nuestros corazones, sin duda alguna.
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