“¿Las mujeres en los festivales? Yo, cuando llega mayo, quiero llorar..."
Paula Mattheus charla con AS tras haber llenado dos noches el Circo Price en el ciclo Inverfest 2025. Y lo hace sobre su carrera, la vida, Gloria Fuertes y Shakira. Además de “ese melón”: las artistas en los carteles de verano. Es un gustazo escucharla.


Hay mujeres capaces de tocarte el corazón solo con su voz. Paula Mattheus (Getxo, 1996) es una de ellas. Pasan diez minutos de las ocho de la tarde de este viernes que es su segunda fecha en el Circo Price de Madrid dentro del ciclo Inverfest 2025, el festival de invierno que llena salas en enero y febrero, los meses del frío, para dar calor con la música y su mezcla perfecta de voces, estilos y artistas, con el apoyo de Vibra Mahou, que conecta artistas y público, respaldando las experiencias cinco estrellas con la música. Los músicos que la acompañan ya tocan en el escenario cuando ella emerge desde lo alto de la escalera de la platea para dirigirse a él, repartiendo sonrisas y saludos al público, micrófono en mano. Vestida de plata, con su voz de oro.
La sala está llena. Un Circo Price que aguanta muy poco sentado. Sus canciones van levantando enseguida. Todo comienza en Nueva York para seguir en Valientes de Sofá, La Hipoteca o Ya No Me Joden La Fiesta. Con colaboraciones como las de Nena Daconte y Gabriel, vocalista de Shinova. O sus alocuciones antes de cada una, como flechas a la entraña, el mismo lugar del que salen. Ella la lleva en sus cuerdas vocales. Capaz de arrancarte una lágrima con sus letras alegres, como esa dedicada a su pareja, inédita, un amor lento al que tanto ha cantado y encontró, o el aplauso a sus padres de todo un Circo Price a la vez. Porque la niña que creció escribiendo letras inspirada por los versos de Gloria Fuertes sabe que “la gente corre tanto / porque no sabe dónde va, / el que sabe dónde va, / va despacio / para paladear / el ir llegando”. La mujer que era abogada y un día lo abandonó todo por este proyecto se emociona cuando es el público el que canta un “Paula, Paula, Paula” y zapatea, además, en el suelo, como un terremoto.
Son las 21:33 cuando suena el Video Killed The Radio Star de The Bugges y ella se posa la mano en el pecho bajo el chaleco blanco del traje de lentejuelas, donde habita el corazón, mientras da las gracias a un público que no deja de dárselas a ellas. Emoción y autenticidad. Emoción y emoción. Emoción al cuadrado. Eso define a esta cantautora que antes de subirse al escenario ha hablado con AS para contar cómo vive lo que le está ocurriendo en los últimos cuatro años. Con su voz rota que suena dulcísima al teléfono, como envuelta en seda. Aunque hable de cosas duras como eso que le ocurre últimamente en verano, cuando salen los carteles de los festivales y, a veces, tiene el impulso de bajarse de los escenarios. Aunque dure poco, solo un impulso, en los últimos siempre pasa.

¿El Mattheus es su apellido o su nombre artístico?
Su fuese mi apellido artístico lo hubiera escrito más fácil (ríe). Pero es mi apellido: mi abuelo era alemán.
¿Qué supone para usted formar parte del ciclo Inverfest 2025?
La posibilidad de actuar dos noches en el Price y formar parte de un cartel con grandes artistas a los que iro. Eso te hace darte cuenta de que estás entrando, o ya dentro, de la industria.
¿Había ido como público en ediciones anteriores?
Sí. El año pasado vi a Club del Río y en la pandemia a Andrés Suárez. Recuerdo que pensé: “Este sitio suena espectacular”.
¿Y cómo es saltar de ir un concierto de Inverfest a darlo?
Llevaba mucho tiempo queriendo que pasara: llevar mi concierto al Price (sonríe).
Siempre cuenta que su familia no era de músicos y que su comienzo en ésta fue a través de cartas que escribía...
Siempre me gustó mucho escribir, desde pequeña. En mi casa no eran músicos, pero sí grandes lectores y he leído mucho. Me lo inculcaron desde nana. Y empecé como en cierta forma a narrar mi vida en tercera persona, como si yo misma fuese la protagonista de algún sitio. Puede ser un tipo de trastorno igual (ríe). Mi parte musical también comenzó en parte por una necesidad expresión. En mi casa se escuchaba mucho a cantautores.
Sabina, Ismael Serrano, el propio Andrés Suárez son sus referentes.
Antonio Vega, Antonio Flores, Rosana…
¿El primer libro que le leyó en su vida?
(Ríe) ¡Kika Superbruja (ríe)! Me acuerdo de muy pequeñita ir con mi madre a la librería, de leerme el Quijote para niños (ríe), poesía... Me encantaba Gloria Fuertes. Y me enganché muchísimo a Las Crónicas de Narnia, antes de la película, me leí los siete.
¿Cómo llegó una guitarra a sus manos?
Desde muy pequeña me inventaba canciones con mi hermana, mis amigas. Tengo vídeos. Con siete, ocho años… Y pedí meterme a clases de guitarra. Fue gracioso porque me aprendí cuatro acordes y me puse a componer mis propias canciones. Mi profesor, Pepe, en los cuatro años que estuve con él, de los 11 a los 15, entendió que a mí lo que me gustaba era escribir y mis clases consistían en que yo llevaba mis canciones y él me ayudaba a armonizarlas… ¡Muy loco todo, sí!
Usted grabó un disco… ¡Con 14 años!
(Ríe) Un EP. Y, oye, que lo escuchas y no está mal.
“Me saqué la carrera de Derechos y Relaciones Internacionales pero yo realmente no me puse en serio con la música hasta que no la terminé”
Paula Mattheus
Pero, sin embargo, usted estudió derecho. ¡Iba para abogada!
(Ríe) Sí. Me saqué la carrera de Derechos y Relaciones Internacionales y no me puse en serio con la música hasta que no la terminé. Tenía una banda en la Universidad. Seguía componiendo, tocando en bares, pero esto de “quiero dedicarme a la música” fue en mi último año de carrera que estuve trabajando en Last Tour, una promotora de festivales. Dije: “Quiero dedicarme a la industria”. Y me puse a hacer un master en Barcelona pero llegó la pandemia y, cuando terminé el master, la industria musical no existía así que me centré sobre todo en mis canciones. Y fue bien. Pero no era mi Plan A. Es que todo esto me ha llegado de rebote.
¿Y cuándo decide mudarse a Madrid?
Cuanto vi que empezaba a moverse mi proyecto. Como también quería ser compositora y ya había entrado en Warner Chappell, por un amigo que mandó mis canciones, empecé a tener muchas sesiones de composición en Madrid. Viajaba dos, tres veces al mes. Y dije: “Me dejó más dinero que si viviera aquí”. Bueno, ahora ya no porque han subido mucho los alquileres, pero entonces sí. Y sí que me ha abierto muchas puertas porque conoces a mucha gente, estás en el meollo.
El crecimiento de su nombre es vertical. Tiene 600.000 oyentes mensuales en Spotify. ¿Cómo nota que la gente recibe sus canciones?
¿Sabes qué pasa? Nunca tengo claro cómo voy. Hay para gente que es muy rápido y para otros, muy despacio. Yo solo te puedo decir que, como mi vida sigue siendo la misma quitando el hecho de que paso más fines de semana fuera, o que todo empieza a ser más cómodo a la hora de girar, que ahora me puedo ir en furgo cuando antes me iba en coche y tardaba ocho horas, solo es un número. Y lo vivo con mucho agradecimiento porque significa que el curro que me meto sirve para algo (sonríe).
En La Riviera hace dos años ya colgó el ‘sold out’. Un mes antes de que se celebrara el concierto.
¿Sabes? Es que yo tengo una sensación muy loca, que no se te pasa nunca... Me ocurrió en La Riviera, en Las Ventas y con el Price: cada vez que saco un concierto pienso que no lo voy a vender.
Gerard, el cantante de Éxtasis, cuenta que le pasa exactamente lo mismo.
(Ríe) Pues sí, yo cada vez que saco un concierto pienso que voy a tocar sola.
Aunque cada vez haga más ‘sold out’.
Pero siempre me pasa. Sí que es cierto que La Riviera era mi primer concierto más grande y lo gracioso de esta historia es que había tocado el año anterior en la Moon y en la But y yo estaba empeñada en que quería La Riviera. En ese momento tenía 100.000 oyentes, no te creas tú que estaba para hacérmela, pero soy un poco cabezota. Y ese verano toqué en el Vibra Mahou, en los conciertos que hacen en las terrazas de Madrid, y dije que la siguiente vez que me viesen tendría que ser en La Riviera. Recuerdo ver a mi equipo (se ríe) queriendo asesinarme porque no habíamos reservado ni nada pero como lo había dicho había que hacerlo (carcajea). Cuando salimos de ahí cogimos La Riviera y, ahora, a toro pasado, todos decimos: “¡Qué bien salió!”. Pero en realidad ninguno creíamos que la íbamos a llenar.
¿Cómo han evolucionado sus canciones desde que sacó su primer EP en 2021 hasta su último disco Bailando Bajo La Tormenta, el año pasado?
Pues yo siento que mis canciones han ido evolucionando conmigo, cosa que me gusta mucho. Desde el primer EP al último disco se puede ver una madurez en las letras, en la forma de escribir y las cosas que hago o cuento. Me parece muy bonito intentar plasmar como estoy creciendo y viviendo. Siempre lo digo, hay gente haciendo música para gente de 15 años, me parece fantástico, yo no sé hacerlo, así que intento acompañar a la gente que está acompañando mi proceso.

Hay mucha polémica en torno a los festivales y sus carteles y la presencia de mujeres…
Vas a tocar un tema muy sensible…
¿Cómo lo vive usted como artista?
Te voy a ser muy sincera: yo cada vez que llega el verano, quiero llorar y quiero dejarlo y dedicarme a otra cosa. Te juro que lo quiero dejar porque digo: ¿cómo es posible que lleve un año girando por salas, vendiendo todo, muchísimo más que muchos tíos y que llegue el verano y solo coma mierd...? Que me den el escenario pequeño, me paguen menos, eso si me contratan, porque yo sí que tengo que estar rogando para que me contraten.
Es llamativo el reparto, como si no existieran mujeres haciendo música, que sí hay, claro.
Es que lo fuerte no es: “No existen mujeres haciendo música”. Es que normalmente sería: “Es que los hombres venden más”. Es que no soy el caso. Es que vendo, mucho más que la mayoría de tíos que hay en tus carteles. “Es que no haces música de festivales”. ¿Has venido a verme a algún concierto? ¿Este tío que se sienta con una guitarra ahí hace música de festivales? Por eso te digo que tocas un tema muy sensible porque a mí es algo que me tiene… frita. A la gente de mi equipo, los bokkers. Porque no tiene sentido. Hasta el año pasado estuve con mi pareja haciendo una tabla de comparación con muchas bandas de chicos, viendo is salas, las suyas, la venta de entradas y el número de festivales en verano. Te-ríe-es (remarca mucho la separación entre las palabras). Este verano ya he hecho más. He estado en Sonorama, he empezado a entrar en carteles. Pero, por ejemplo, el año que yo hice La Riviera, mira que yo nunca rajo de esto pero, como me has preguntado, voy a hacerlo, a mí me llamó mucho la atención porque dije: “Otras bandas que han hecho exactamente lo mismo que yo este año y están saliendo en todos los medios como la revolución musical… Y yo no he salido en ningún puñetero sitio".
“Y yo cada vez que llega mayo te juro que lo quiero dejar porque digo: ¿cómo es posible que lleve un año girando por salas, vendiendo todo, muchísimo más que muchos tíos y que llegue el verano y solo coma mierd...?”
Paula Mattheus
¿Y cómo se cambia esto?
Es un cambio muy complicado por muchas razones. Cuando llega mayo y quiero tirar mi carrera por la ventana porque odio a todo el mundo solo me acuerdo de hay gente que tiene diez años más que yo, que también lo pasó mal y me ha abierto camino a mí. Yo lo estoy haciendo también porque viene gente también detrás. Y porque quiero, cuando hable con ellas, que me digan: “Yo no siento que sea distinto para mí un festival”.
¿Qué festivales tiene para este 2025?
Vuelvo al Sonorama, que me encanta, voy también al De Les Arts, al Granada Sound y, por ahora, solo esos tres.
¿Ninguno más aunque no lo pueda decir?
Poco. Creo que más mujeres en booking, que son los que llevan contratación en un festival, es la solución. Siempre son equipos de hombres.
Por cierto, ¿qué le pasó con Shakira?
Nada en realidad. Sacó una canción y me empezó a escribir gente, amigos, fans, diciéndome: “Oye, Paula, se parece mucho a una tuya”. Y yo, como me estaba escribiendo tanta gente, subí una storie a Instagram con algo así como: “Oye, que se parezca a mi canción es pura casualidad: no creo que Shakira me esté plagiando”. Y se lío que flipas...
Porque usted no lo dijo con ironía.
No, no. Lo decía como: “No creo que Shakira me esté plagiando real, si a mí me encanta esa tía”. Y al día siguiente fue a un medio, otro medio y otro con el clickbait de “Paula Mattheus denuncia a Shakira”. Mmis padres llamándome en plan: “¿Ca-ri-ño?” (ríe). Durante tres semanas solo había gente insultándome. Y yo: “Que no, que no ha plagiado nadie, que no quiero denunciar a nadie...”.
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