ENTREVISTA FÉLIX LINEKER

“Somos un montón de locos buscando un hueco, pero estoy encontrando el ‘sonido Lineker’”

Félix Lineker ha vuelto con su cuarto álbum y lo hace “más roquero”, agarrado a las manos de Bob Dylan y Quique González. De ello y más charla con AS.

“Somos un montón de locos buscando un hueco, pero estoy encontrando el ‘sonido Lineker’”
Carlos Forjanes
Nació en Madrid en 1982. Desempeña desde 2007 en AS las funciones de redactor primero en la sección de Fútbol y poco después en la del Real Madrid. En ella ha cubierto, entre otros torneos, tres finales de la Champions League. También forma parte del programa ‘Tres de Descuento’ en el Twitch de AS y presenta el espacio ‘Fútbol Sapiens’ en AStv.
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Entre Dylan y Quique González, Lineker. No el famoso futbolista inglés, es Félix Lineker, músico madrileño más que establecido en el circuito underground de la capital que este viernes lanza su cuarto álbum (Canciones que devuelven la fe) entre las coordenadas dictadas por el genio de Minneapolis y el sentido crooner castizo de Quique.

Un disco sosegado, escrito “con calma, en un año y un par de meses, disfrutando del proceso”, bajo una coproducción muy medida de Omar Carrascosa con el que “hay química”. Y con otro sonido. Un giro meditado por Félix Lineker: “Tenía más claro cómo quería sonar este cuarto disco, el anterior era un poco más psicodélico, este quería que fuera más roquero...”.

“No son sólo mis canciones las que me devuelven la fe, las de los demás también”

Félix Lineker, en AS

Con todo, un álbum que viene con espíritu dylanista. “Este trabajo viene de escuchar mucho a Dylan, mucha música de los 60 y 70, de construir a partir de un buen arreglo de guitarra, de un buen riff, volver a lo básico”. No son sólo palabras, hay hecho. El pasado 21 de mayo formó parte del concierto-homenaje organizado por Nat Simmons para rendir pleitesía a la leyenda. Un concierto de fans para fans. La figura de Dylan está, aunque suene paradójico y hasta herético, gracias al festejado y reciente biopic protagonizado por Timothée Chalamet. “Me gusta, y que pueda llegar a nuevas generaciones. Un poco como le pasó a Johnny Cash con las American Recordings, que volvió a coger mucho vuelo”, reflexiona.

La coproducción junto a Carrascosa se realizó en OMC Estudios y contó con las colaboraciones de Txarlie Solano (bajo y teclados) y César Uña (batería). Un giro roquero desde el inicio con un primer corte (La vida no es un juego) con ese “mal de altura”, producto de estar muy arriba... “pero luego hay que bajar de la montaña”.

Hay, pese a todo, un potente trasfondo de diálogo interior. De una suerte de reafirmación que viene desde el mismo título de este trabajo. “No solo son mis canciones las que me devuelven la fe, son las de los demás también...”, desvela. “El último disco que había sacado fue en 2019 y entre medias hubo una pandemia. Necesitaba recuperar, ahí, la ilusión y las ganas porque es un mundo complejo el de la música y necesitaba unos nuevos apoyos y unas nuevas canciones e ilusiones para poder compartirlas con la gente”.

“Hubo momentos complejos. Pero pensé, ‘joder, esto es lo que sé hacer’, tengo que seguir con esto y al final me saldré con la mía”

Félix Lineker, en AS

¿Hasta el punto de casi perder la fe? “No sé si llamarlo crisis, pero sí hubo momentos complejos de decir ‘Joder, ¿es esto mi camino en realidad o no?’, pero me vi con otras 15 o 20 canciones para elegir y pensé ‘Joder, si es que esto es lo que sé hacer’. Yo tengo que seguir con esto y me saldré con la mía. No queda otra que pelear. Somos un montón de locos intentando hacernos un hueco en esto de la música, pero creo que poco a poco estoy encontrando el sonido Lineker“.

Un elemento, el emocional, al que aún se escala más con Ochomil. Una canción difícil, pero catártica. “La compuse en un momento personal muy jodido, comienza con una frase que no sé de dónde vino, ‘al abrazo del afilado colmillo de la muerte’...”, indica. La ha probado en su banco de pruebas infalible, el directo, y ese le llena. “La gente se quedó con ella, noté que cada frase que cantaba, les llegaba y aunque la canción vino de un momento jodido, transmite vitalidad, alegría por vivir”, cuenta.

De la oscuridad a la luz

Un claroscuro casi del Barroco en el que cada vez, Félix Lineker, se mueve mejor. Él mismo es consciente. “El concepto de redención ha sido recurrente en mis letras”, corrobora. “Sí que veo una evolución, antes me quedaba en esa oscuridad y ahora sí intento transformar esa oscuridad en luz”.

“Somos un montón de locos buscando un hueco, pero estoy encontrando el ‘sonido Lineker’”
Félix Lineker, en una imagen promocional.

La emoción de la creación deja paso a la del directo. Y Félix Lineker es un músico por y para las salas. Las que siempre parecen vivir amenazadas por el empuje de los pabellones y los festivales y a las que defiende con todo. “Las salas son fundamentales para que los artistas emergentes puedan salir y puedan sobre todo curtirse”, cuenta. “Y nada es incompatible, ahí está un artista que me encanta, Ángel Stanich, con una propuesta parecida a la mía y que se mueve perfectamente en festivales sin dejar de girar por salas...”. La mejor manera de comprobarlo será el próximo viernes 13 de junio en la sala El Sótano de Madrid. Allí Félix Lineker realizará un concierto de presentación de Canciones de que devuelven la fe con banda, con Txarlie Solano al bajo, Tommy Cortés a la guitarra y Lete Moreno a la batería. Donde ese cada vez más personal sonido Lineker volverá a desplegarse por Madrid.

Las entradas para el concierto de Félix Lineker en ‘El Sotano’ se pueden adquirir aquí.

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