Ni bases secretas ni experimentos, este el verdadero motivo por el que los aviones no volaban en la Antártida
Durante mucho tiempo, los aviones tenían restringidas las rutas que atravesaban la el continente helado. Se especuló con bases experimentales secretas y fenómenos sobrenaturales, pero la realidad es muy diferente.


Durante muchas décadas, la Antártida fue territorio inexplorado para los aviones. Eran contadas las aeronaves que podían sobrevolar el espacio más austral del planeta y durante todo ese tiempo se especuló con numerosas teorías del porqué de esta restricción.
El imaginario popular hablaba de experimentos secretos por parte de las grandes potencias, programas nucleares de la Alemania Nazi y bases espía durante la Guerra Fría, sin embargo, el motivo de las restricciones para aviones comerciales tiene que ver con las propias aeronaves y no con el continente en si.
Todo viene de la normativa ETOPS, una certificación producto de numerosas pruebas que comprobaba la fiabilidad de los motores de los aviones y las probabilidades de que esto provocase un fallo de motor. Dependiendo de los datos cosechados, cada motor, y cada aeronave era autorizado a volar siempre a una distancia prudente de un aeropuerto de emergencia.

Por este motivo, durante muchos años, los vuelos transoceánicos eran operados por aviones de 4 motores. Con la optimización de los nuevos motores a reacción, los aviones bimotor empezaron a poder volar a mayor distancia de aeropuertos de emergencia y en la actualidad ya hay varias aeronaves que pueden volar a 5 horas y media de distancia de cualquier aeropuerto, lo que les abre el espacio aéreo de todas las rutas terrestres no restringidas por otros motivos.
¿Por qué los aviones siguen sin volar sobre la Antártida a pesar de poder hacerlo?
Existen varias razones que hacen que la aviación comercial prefiera rutas alternativas para vuelos que podrían atravesar la Antártida para llegar a sus destinos. La primera son los puntos VOR, lugares virtuales de referencia que conforman los puntos de una ruta establecida. Es mucho más fácil usar referencias VOR en zonas pobladas que en un territorio tan vasto e inhabitado.
Otro motivo es la peor climatología. En la Antártida son comunes la ventisca, el granizo, la niebla y los fuertes vientos, todos ellos factores climáticos adversos para la navegación aérea. Por último, la mayor probabilidad del desorden y los fallos instrumentales de elementos básicos de navegación al pasar tan cerca del Polo Sur Mágnetico.
El avión que se estrelló con la montaña más alta de la Antártida
Durante los años 70 se puso de moda para la gente más adinerada, la opción de hacer un vuelo panorámico sobre la Antártida. Varias empresas y aerolíneas ofrecían un vuelo de varias horas sobre la zona, en el que la gente comía, bebía, disfrutaba de los paisajes y de una narración guiada de lo que estaban presenciando.
Desafortunadamente, en 1979, una avión de Air New Zealand se estrelló con 257 personas a bordo a causa de un error del piloto cuando estaban realizando un vuelo a baja altura alrededor del Erebus, el lugar más alto del continente y a la vez un volcán en activo. El avión, un modelo DC-10, se estrelló contra la ladera del volcán y nadie pudo sobrevivir.

En un primer momento, se dijo que en el avión iba Edmund Hillary, la primera persona en alcanzar la cima del Everest y que por norma general, era el comentarista guiado de muchos de estos vuelos. Al poco tiempo de saltar la noticia, Edmund apareció para decir que no había viajado en esa avión por estar resfríado, pero que estaría en el siguiente, en un intento de salvar el prestigio de la aerolínea y de esta ruta.
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