Turistas alemanes relatan el sufrimiento que vivieron tras ser detenidos por el ICE y expulsados de EE.UU.
Los operativos del ICE continúan causando daños colaterales en Estados Unidos. Recientemente, dos turistas alemanes fueron arrestados y expulsados “sin razón”.
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, los operativos migratorios a cargo del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) comenzaron a extenderse por todo el país. Si bien los inmigrantes indocumentados con algún tipo de historial delictivo eran el principal objetivo de los agentes de migración, las redadas desataron daños colaterales, lo que ha derivado en el arresto injusto de turistas e inmigrantes legales.
Tal es el caso de Jessica Brösche y Lucas Sielaff, dos turistas alemanes que, por separado y “sin razón”, fueron arrestados y deportados, por agentes migratorios de Estados Unidos. Por ley, los residentes de Alemania, así como de otros países europeos, pueden ingresar a la Unión Americana sin visa por un período de 90 días. Sin embargo, la situación no fue así para Brösche y Sielaff, a quienes se les negó la entrada al país y se les envió de inmediato a un centro de detención en San Diego.
Turistas alemanes relatan el sufrimiento que vivieron tras ser detenidos por el ICE y expulsados de EE.UU.
Jessica Brösche fue detenida el 25 de enero y permaneció bajo detención durante seis semanas, hasta que, finalmente, fue deportada a Alemania. Según explicó una de sus amigas para The New York Times, Brösche llegó a la frontera de Estados Unidos después de pasar una semana en Tijuana, México. Cuando intentó cruzar, fue detenida por agentes de migración por problemas con su documentación. No obstante, Brösche contaba con la autorización del Sistema Electrónico para la Autorización de Viaje, un permiso para viajar a Estados Unidos sin visado.
Se cree que Brösche, quien es tatuadora de profesión, fue detenida por llevar consigo su equipo para tatuar, lo que pudo haberse malinterpretado por las autoridades al pensar que la turista venía a trabajar, sin el permiso adecuado, a los Estados Unidos. Brösche pasó seis semanas bajo detención hasta que la deportaron a Alemania.
“Lo que pasó después fue una secuencia alarmante de acontecimientos (...) Solo el hecho de no saber qué estaba pasando la volvió loca”, explica la amiga. “Casi no pudo dormir todo el tiempo que estuvo allí dentro. Se pasaba las noches llorando”.
El caso de Lucas Sielaff no es diferente. El hombre se encontraba de viaje en Tijuana con su pareja, Lennon Tyler, una psicóloga estadounidense de Las Vegas. Al intentar regresar a los Estados Unidos, Sielaff fue detenido por las autoridades, a quienes les solicitó un traductor alemán, pero se lo negaron. Lucas fue detenido el 18 de febrero y, pese a asegurar que no vivía en la Unión Americana y que pensaba regresar a su país antes del plazo de los 90 días, fue enviado al centro de detención de Otay Mesa, en San Diego, donde compartió celda con nueve personas.
Mientras tanto, su pareja se puso en o con abogados y un consulado alemán, logrando la “deportación voluntaria” a través de un vuelo que le costó $2,744 dólares, según relata el hombre.
“Les dije que no vivo aquí y que tengo que volver a Alemania antes de los 90 días, y ni siquiera me escucharon”, comparte Sielaff para el New York Times. “A veces me despierto porque tengo pesadillas con lo que pasó”.
Los casos de Jessica Brösche y Lucas Sielaff se suman a la lista de arrestos injustos realizados por la istración Trump, resultado de las redadas de los agentes de inmigración.
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