LA RUTA DE LA VUELTA

Freddy Maertens: el récord que pudo no ser

El belga ganó 13 de 21 etapas. Una huelga de Iberia perdió el material del Flandria-Latina, y el belga estuvo a punto de regresar a Bruselas.

Freddy Martens.
Juan Gutiérrez
Subdirector de polideportivo. Ha desarrollado toda su carrera en AS desde 1991. Cubrió dos Juegos Olímpicos, siete Mundiales de ciclismo y uno de esquí, 12 veces el Tour y la Vuelta, seis el Giro… En 2007 fue nombrado jefe de Más Deporte, puesto que ocupó hasta 2017, cuando ascendió a subdirector en las áreas de Motor, Baloncesto y Más Deporte.
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La salida y la llegada de hoy están inéditas en la Vuelta, pero este terreno sí ha tenido presencia. Mora de Rubielos, por ejemplo, acogió un esprint intermedio en 1977, que se anotó Benny Schepmans, que cinco años después ganaría precisamente la clasificación de las Metas Volantes. Aquel día, la séptima etapa recorrió 204 kilómetros entre Teruel y la Urbanización de Las Fuentes, en Alcalá de Xivert (Castellón), con la victoria de Freddy Maertens. Fue el sexto triunfo del belga, que logró un total de 13 sobre 21 posibles, un récord todavía vigente.

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Aquella Vuelta resultó un paseo de Maertens. El debate se redujo a calcular cuántas victorias acumularía en el final de Miranda de Ebro, y si sería capaz de superar el tope de Delio Rodríguez en 1941, con 12 etapas. Lo hizo. Por supuesto, también conquistó la carrera. Acompañado de su fiel Michel Pollentier, dio lustre a una edición con una participación escasa, en la que también destacaba el nombre de Luis Ocaña, ya venido a menos. El conquense acabó 22º en la general, donde Luis María Lasa fue el mejor español, segundo a 2:51. En aquella etapa, sin ir más lejos, Ocaña cedió un cuarto de hora.

La victoria de Maertens fue rotunda, pero pudo no ser. Por un lado, porque una huelga de Iberia perdió el material del Flandria-Latina, y el belga estuvo a punto de regresar a Bruselas con Pollentier, cuando nadie le daba respuesta. El director de la ronda, Luis Bergareche, solucionó la crisis. Y, por otro, porque manejaba la posibilidad de bajarse en Barcelona, para volver a casa a preparar el Giro. La facilidad con la que ganó la Vuelta, que lideró de principio a final, le hizo cambiar de opinión.

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